jueves, 14 de febrero de 2008

Por el Día de la Amistad... Historias Olímpicas V: Hermandad (Amistad)

Buen Día, Queridos Amigos (¿tendré el Honor de que se me considere así?):

Qué mejor que celebrar este día, esta "tradición" occidental, con un regalo. Una historia, al calor de la fogata, o de un sabroso "café de olla". También espero ilustrar alguno de los principios de los que hablamos hace unos días. En particular, la Rectitud, el Coraje, la Benevolencia o Bondad, el Respeto, y finalmente (y no tristemente!) el Honor y la Lealtad.

¿Quisieran acompañarme entonces?...

Como ustedes recordarán, existió una época y un lugar en los cuales, en pleno siglo XX, se pensó que solamente las razas superiores tenían derecho a dirigir los destinos del mundo, y no las razas "inferiores", como los "amarillos", o los "negros", según decían. Y, curiosamente, las Olimpiadas de 1936 se efectuaron en la ciudad capital del "Reich" nazi, Berlín (¿"ese" lugar?).

Irónicamente, esta Olimpiada nos legó emotivos momentos que permanecen para la posteridad: el más conocido (o desconocido) es que a partir de esta Olimpiada, se instituyó el rito del Fuego Olímpico. Y otro de esos momentos fue la inverosímil relación entre el legendario James Cleveland "Jesse" Owens, y el Dr. Carl Ludwig "Lutz" Long, orgullo de la raza aria (y efectivamente lo fue, por otras razones).

Jesse Owens era poseedor del récord mundial de salto de longitud en 1935, con 8.13 metros, el cual permanecería por poco más de 25 años. Parecía un seguro ganador de la medalla de oro. Pero cuando salió a la competencia de salto de longitud, se sorprendió de ver a un alto competidor alemán practicando saltos en el intervalo de los 7.90 metros.

Owens ya sabía del afán Nazi para probar su teoría de la "superioridad Aria", y por supuesto también sabía de la aversión que tenían Hitler y sus seguidores por las razas "inferiores" (y en particular por la más inferior de todas, según ellos: la raza negra). Con esto en mente, para distraerse un poco, y todavía vestido con su traje de prácticas, realizó un simple ensayo de calentamiento, corriendo en la pista del salto largo, para "sentirla" antes de sus saltos oficiales. Increíblemente, los jueces y encargados de la prueba anotaron (para sorpresa de Jesse) esa "carrerita", ¡como su primer intento de la ronda de calificación!

Posteriormente, y ya algo nervioso por lo acontecido, se le marcó falta en su "segundo" intento (quizás de manera "rigorista"). Estaba ante la escandalosa posibilidad de ser eliminado de su mejor evento si "cometía" una falta más.

En estas estábamos, cuando nuestro personaje observó cómo se acercaba con cierta sonrisa indefinible (¿sería de burla, de superioridad o de saludo?) el alto y rubio alemán de ojos azules, prototipo de la raza Aria. Se presentó como Lutz Long, en buen inglés, a lo que Owens respondió cautamente, "Encantado de conocerte, ¿cómo estás?". "Muy bien, gracias; la cuestión es, ¿cómo te encuentras tú?", respondió Long. "¿A qué te refieres con eso?", cuestionó Owens. "¡Algunos deben estarte comiendo vivo!", le dijo Long, haciendo gala de su dominio del inglés. "¡Deberías ser capaz de calificar con los ojos cerrados!". Y así, para asombro de los que los veían, durante varios minutos el hijo negro de unos humildes agricultores descendientes de esclavos y el rubio modelo de la superioridad Nazi charlaron y charlaron y charlaron. Jesse descubrió que Lutz no creía en la teoría racista de dicha superioridad aria, y bromearon y rieron acerca del hecho de que cada uno encajara tan bien en el prejuicioso papel que dicha teoría les asignaba.

Y (como se dice por acá) ya entrados en confianza, y de manera discreta, Long le hizo una recomendación estratégica a su nuevo amigo: puesto que la distancia para calificar era de tan sólo 7.15 metros, ¿por qué Jesse no "pintaba su raya" (literalmente) unos centímetros antes de la marca de salto, y así saltar con la seguridad de que no le marcarían falta? Owens hizo caso al consejo, y calificó fácilmente.

Ya en la final, Jesse Owens abrió con un récord olímpico de 7.76 metros para rematar con otro salto de 7.87 metros. En el quinto de sus seis saltos, Lutz Long hizo rugir a la multitud germana al igualar el salto de Owens. Pero inspirado por el desafío y animado por su nuevo amigo, Jesse Owens se proyectó en el aire en su último salto para llegar a los 8.06 metros y a su segunda de cuatro medallas de oro. Lutz se quedaría con la Plata, y el japonés Naoto Tajima, con el Bronce.

Como reza la leyenda, Adolf Hitler abandonó su palco en el estadio para no tener que saludar al nuevo campeón olímpico (¡un negro, nada más!), pero el honor deportivo alemán fue salvado por Lutz Long, quien a pesar de las miradas de desaprobación (por decirlo decentemente) corrió a felicitar a Jesse Owens, arriesgando su reputación y quizás su futuro por ese gesto, enfrente de todos. Tiempo después, Owens escribiría: "podría haber fundido todas las medallas y copas que tenía, y no alcanzaría para enmarcar la amistad de 24 quilates que sentí por Lutz Long en ese momento".

En uno de los casos de Hermandad deportiva (y más que eso, humana) que surgen a menudo, Jesse Owens conservó la Amistad de ese hombre, a pesar de los terribles acontecimientos en que, años más tarde, se viera envuelta toda Europa y los Estados Unidos también.

Desgraciadamente, estos dos "hermanos olímpicos" jamás se volvieron a abrazar: Lutz Long murió en la Batalla de San Pietro, el 14 de Julio del Año del Señor de 1943: había sido reclutado en el ejército del III Reich. Sin embargo, fiel a esa Hermandad, Jesse Owens continuó escribiéndole a sus familiares, hasta que él también se marchó para acompañarlo, ¿quién lo puede decir?, tal vez a seguir charlando allá, donde todos soñamos con volver a ver a nuestros seres más entrañables.
¿Por qué será tan difícil tener la Rectitud (ser honrado con todos, y saber hacer lo que es Correcto, en oposición a lo Incorrecto) necesaria? ¿Necesitamos quizás de Coraje, Bondad, Respeto hacia el que es, simplemente, Mejor, al menos en esa área, aunque nosotros seamos mejores en otro campo, tener el Honor de aceptarlo y la Lealtad de mantener una Amistad así, a pesar de todo?

Pues bien, Herman@s mí@s, pueden ver que eso SÍ es posible. Lo que ocurre es que quizás tengamos miedo de hacerlo, porque eso nos definiría, sencillamente, como HÉROES. Y a veces uno no se siente que pueda serlo. Pero, ¿por qué no?

Nada más piénsenlo tantito, compañer@s: Lutz y Jesse eran, en el fondo, personas "ordinarias"... PERO DECIDIDAS A HACER ALGO EXTRAORDINARIO...

... AUNQUE SÓLO FUERA POR UN INSTANTE DE SUS VIDAS.

Que tengan entonces un Hermoso Inspirado y Gratificante (y algún día, hasta heroico, que no les asuste la idea, jejeje) Día de la Amistad, camaradas del Ciberespacio.

Y con todo el Afecto del mundo, se despide, con un abrazo igual de fuerte que el que unió a estos dos magníficos seres humanos, hace ya ¡casi 72 años!...
El soñador Unicornio...

P.D. Y ya saben: ¡Que tengan un Luminoso Día, Dondequiera Que Estén!

martes, 12 de febrero de 2008

Preparación...


Mis Muy Estimad@s Damas y Caballeros...

Tengo un dilema: debo contarles de los Principios Básicos del Bushido, como se los aseguré, pero ¿cómo hacerlo sin parecer pedante o sermoneador? ¿Cómo traducir el núcleo del sentido sin desvanecerlo en interpretaciones materialistas? ¿Cómo compartir algo en lo que creo sin aburrir y cansar a los que intento transmitir lo que siento?


Vaya, bienvenidos al mundo del didacticismo y la narrativa. Y la frustración. Si alguno de los presentes alguna vez ha intentado el Noble Arte de la Enseñanza, sabrá que, si amamos lo que tratamos de enseñar, en ocasiones es frustrante la sensación de no poder transmitir todo lo que quisiéramos a nuestros escuchas, público o alumnos. A veces, uno se queda con la sensación de ser un completo zopenco, con la certeza de que todo el conocimiento que se tiene es casi inútil al no poder transmitirlo en su totalidad, con su importancia, con su transparente (al menos para el que enseña) claridad.


Y entonces debo usar un truco del salón de clases: los ejemplos. ¿Qué mejor que traducir un concepto teórico a un ejemplo práctico? Creo que sería la mejor manera de tratar de mostrarles lo que yo veo del tema, y así, poder recibir buenas críticas, comentarios y correcciones, al entender de lo que se trata sin complejidades artificiales.

Entonces, comenzaré el primer tema con uno (o varios) ejemplos. Espero que no los aburra en el proceso. Y nos vemos (leemos), si así lo desean, mañana.

Tengan un productivo día (y que el nuevo día pueda traerles mucha inspiración), son los mejores deseos del






Entrampado Unicornio...










martes, 5 de febrero de 2008

Nobleza, Honor, Lealtad: ¿Mitos, Leyendas?

Estamos de viaje. Abajo, nos rodean esos fantásticos copos gigantes de nieve, nieblas de figuras legendarias, nubes cargadas de fantasía y electricidad. Y me recuerdan imágenes de otros tiempos:


Y de la bruma sedosa, surgían
lentos, inteligentes, increíbles,
como nuestros pensamientos,
como nuestros errores,
como nuestros más profundos temores,
los elefantes imposibles de Aníbal,
nuestras pesadillas e ilusiones...

Y para llenar el tiempo con pensamientos, y no con el sueño de Cartago, nos pusimos a analizar las diferencias culturales de los sitios que visitábamos con nuestras propias costumbres.

Llegamos al extremo de hablar de comportamientos universales. Es decir, formas de actuar que se mantenían como una constante entre culturas y civilizaciones distintas, por considerarse comportamientos que ayudarían a la sobrevivencia de un grupo, llámese familia, tribu, pueblo o nación.

Y la polémica se hizo más incisiva cuando llegamos a los términos "Nobleza, Lealtad". Y a la acción de "Cumplir, Honrar La Palabra". ¿Acaso aún son funcionales en este tiempo? Mi posición (ya se lo habrán imaginado) era que sí, definitivamente sí.

Será porque a lo largo de la Historia, las civilizaciones que pierden contacto con sus principios rectores, con los principios que las hicieron grandes, caen más rápida y estrepitosamente que las que conservan esas guías de comportamiento bajo casi cualquier circunstancia.

"¿Por qué serás tan idealista?", es la pregunta que invariablemente surge. Y la explicación se repite en mi interior (y ahora también ante ustedes). Será que me educaron, sin saberlo, en las antiguas normas o virtudes del "Bushidō".

"¿Qué es el Bushidō?", es la pregunta obligada. De las antiguas conversaciones con amistades japonesas, de las enseñanzas de mis maestros y de la consuetudinaria referencia a los "Wiki-términos", les puedo decir que en la tradición japonesa, el Bushidō (武士道) se traduce como "el camino del guerrero". Puede considerarse un estricto código ético al que los célebres Samurái (o Bushi) entregaban sus vidas. Era un código demandante, ya que exigía tener Lealtad y Honor hasta el fin.

Y aquí empiezan los problemas: Occidente ve de manera "romántica" este tipo de "filosofías orientales". Pero a veces no tiene nada que ver con la superficial visión occidental. Veamos, por ejemplo, lo del "Honor":

Para muchas personas, aún en la actualidad (pleno siglo XXI), el Honor tiene que ver con la pureza, virginidad y prestigio social de sus mujeres y en forma extendida, de sus familias. Tiene que ver más con las apariencias que con el sentido original del término. Desde este punto de vista, el "honor" sería un sentimiento de dignidad personal, PROVENIENTE DEL EXTERIOR, y por tanto, en extremo susceptible e inseguro. Por este tipo de "honor", la gente se ha matado, pueblos enteros se han destruido entre sí, y muchas vidas se han desperdiciado y corrompido. Lo peor de nuestra especie ha salido a la luz a través de esta ventana deformada llamada "honor".

Y para que sepamos de que estamos hablando, les describo lo que serían estas virtudes para el Bushidō. Originalmente, serían siete virtudes vinculadas entre sí:


義 - Gi - (Rectitud)
Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la propia, la que se ha madurado a través de generaciones, de ancestros, y que te ha sido entregada como una sagrada posesión. Para un auténtico samurái no existen "tonalidades" o "matices" en lo que se refiere a honradez y justicia. Sólo existe lo Correcto y lo Incorrecto. Simple. Sencillo.

勇 - Yuu - (Coraje)
Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir. Un samurái debe tener valor heroico. Es arriesgado, sí. Es peligroso, también. Pero es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico NO ES ciego. ES inteligente y fuerte. Es compasivo, pero también implacable. Y reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.

仁 - Jin - (Benevolencia)
Mediante el entrenamiento intenso el samurái se convierte en rápido y fuerte. NO es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos. Tiene Compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.

礼 - Rei - (Respeto)
Los samuráis NO tienen motivos para ser crueles. NO necesitan demostrar su fuerza. Un samurái es cortés INCLUSO con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales. Un samurái recibe respeto no solamente por su fiereza y arrojo en las batallas, sino MÁS AÚN por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurái surge como relámpago en tiempos difíciles.

誠 - Makoto - (Honestidad, Sinceridad Absoluta)
Cuando un samurái dice que hará algo, es COMO SI YA ESTUVIERA HECHO. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará. NO ha de "dar su palabra" NO ha de "prometer", el simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y hacer son la misma acción.

名誉「名譽 - Meiyo - (Honor)
El auténtico samurái sólo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones tomadas y cómo son llevadas a cabo reflejan quién el verdadero ser de sus ejecutores. Esto es verdadero, porque NADIE PUEDE OCULTARSE DE SÍ MISMO.

忠義 - Chuugi - (Lealtad)
Haber hecho o dicho "algo", significa que ESE "ALGO" le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan. Un samurái es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece fiel. Porque LAS PALABRAS DE UN HOMBRE SON COMO SUS HUELLAS; puedes seguirlas donde quiera que él vaya.

Si nos damos cuenta, los términos no nos hablan de algo a lo que estemos acostumbrados. Por ejemplo, la última virtud, "Lealtad"... ¿podrían entenderla en este sentido los políticos partidistas, por ejemplo? NO, no lo creo. Porque ellos, basándonos en Maquiavelo, piensan que la Lealtad es una cuestión "estratégica", que debe servir al bien del "Principado" (o partido)... y no al bien común.

Pero creo que ya me metí en un Enorme problema: no me alcanza el espacio ni el tiempo para elucubrar sobre cada uno de estos puntos. De modo que los espero pasado mañana, si así lo desean, para continuar con cada uno de estos "Mitos", que en alguna época llamábamos Principios...

Confiando en Ovidio ("Si lo vas a intentar, culmínalo"), les deseo un Día Luminoso, dondequiera que estén, y nos leemos en dos días (si aterrizamos bien en esta reliquia voladora, jejeje).

Con afecto para todos,

El Bushi Unicornio.