martes, 6 de mayo de 2008

¿Somos Felices?

"Y después de todo, ¿qué es la Felicidad?"

Sabia (y comprometedora) pregunta de uno de mis pacientes, después de comentarle que ya estaba mejorando y que aparte le veía "como más feliz".

Y después, la estocada final, dada la cercanía del "Día del Niño" (y el "Día de las Madres") y mi ya muy avanzada edad (los Unicornios, recuérdese, viven varios cientos de años, caray!): "¡Creo que nunca se es más feliz que cuando se es niño!"

La pregunta es ¿estamos de acuerdo todos en esta última afirmación?

Una visualización de "la Felicidad en el Mundo", por Adrian White (Analytic Social Psychologist, University of Leicester). En la escala de colores que es casi intuitiva, el Verde implica "mayor felicidad", y en orden descendente, el azul, el morado (o púrpura), el anaranjado o color "naranja" y finalmente el Rojo, que significaría "menor felicidad". Nótese que los latinoamericanos (o hispanoamericanos) no se sentirán los más felices, pero tampoco se consideran los más tristes del planeta. ¿Cómo lo interpretan ustedes? Yo lo interpreto como que los osos polares y los renos son... ¡¡¡tremendamente felices!!! ¡Vámonos para la región Septentrional, Unicornios del Mundo!

En alguno de los múltiples seminarios a los cuales asistí (aparte también del Hábitat del Unicornio), se hablaba del enfoque "hacia la felicidad" de parte de niños y adultos. Una idea recurrente de los expositores se dirigía hacia el "tipo de felicidad" que buscaba un adulto en contraste con el de un niño. Esto nos hizo pensar.

Digámoslo de esta (abreviada) forma: En el caso de los adultos, la felicidad se asocia a menudo con la consecución de los objetivos, con la sensación de plenitud al alcanzar algún objetivo vital para el que lo sigue. En este caso, hablaríamos de la sensación de "recompensa" por un trabajo bien hecho, por una idea realizada, por un sueño alcanzado, por un aplauso y reconocimiento merecidos.

Pero la visión del niño es más inmediata, más "hedonista". Supone el disfrute más primigenio, más vital: el del placer por el placer mismo (si es que entendí bien). porque, en muchas ocasiones, el hecho de alcanzar un objetivo vital implica hacer sacrificios, privarse de momentos cálidos y placenteros... que caen justo dentro de esta otra "Felicidad".


Por lo tanto, estos dos conceptos de felicidad son independientes. Y tiene que ver también su concepción desde el punto de vista "Occidental" y "Oriental". En Occidente, la felicidad está orientada al logro de metas, a la idea de alcanzar la felicidad "en un futuro", próximo, cercano, depende de la situación y de la meta. Para Oriente, se busca más el concepto de "vivir el presente", "concentrarse en el momento inmediato", y por tanto, sentir la felicidad un poco de manera más infantil (que no confundamos con "pueril"). Es decir, sentir el gozo y el placer sin necesidad de una "meta" forzosa de por medio.

De hecho, la idea de "hedonismo" es la que se acerca a este último estado de "Felicidad". Recordemos que el hedonismo (como casi siempre, palabra proveniente del griego "hedoné" = "placer") identifica el bien con el placer. Y en Occidente, con nuestra tradición judeo-cristiana de siglos, pensamos más bien en el "eudemonismo", donde el placer acompaña al bien, pero NO LO CONSTITUYE POR SI MISMO.

Y en esto radica la gran diferencia. Que a veces no nos damos permiso de ser "simplemente felices". Sin pensar que lo merecemos. O que nos lo hemos "ganado" (?!). ¿Quién no ha añorado cómo nos "desconectábamos" del mundo por unos instantes (que luego resultaban ser horas!!) cuando recorríamos el bosque creyéndonos Príncipes luchando contra Dragones, o valientes Princesas resistiendo al villano del bosque (y quizás esperando al tal Príncipe, esto no lo sé, díganmelo ustedes, queridas lectoras), o intrépidos exploradores descubriendo a un monstruo desconocido (aunque sólo fuera un escarabajo de 2 centímetros de largo).

Y dicen los que saben de sicología, que la capacidad de "ensimismamiento" o "desconexión", sea a través del Bushido, del Zen, de la jardinería o de una aventura infantil, es algo que ayuda a disminuir el tan dañino estrés, nuestro actual compañero de todos los días.

Entonces, amigos, amigas, de acuerdo a la muy noble tarea de guía de los Caballitos con Cuerno, los conmino (iba a decir que "los exhorto", pero esa palabra la usa siempre el Papa para los gobiernos del mundo, y ya ven, nadie le hace caso, jejeje) a que, en un momento del día, volteen al cielo, y si no está nublado (y no le temen a los rayos UV-I y II, but of course!), traten de hallarle forma a las nubes, como hacíamos antaño. Quizás vean un carruaje tirado por gallardos corceles. O un barco pirata surcando el azul del cielo. O hasta algunos Unicornios cabalgando sobre ustedes, por supuesto... y quizás hasta yo los salude por ahí, nunca se sabe, jejeje. Un favor: ¡NO lo hagan mientras manejan un tráiler, o al cruzar la calle, o al dar un discurso: pueden chocar, accidentarse o ser confundidos con políticos madrugadores y marrulleros!

Distráiganse un poco cada día. Y ayúdenme a entender que uno puede ser feliz sin esperar a alcanzar algo para merecerlo. Yo lo sabía, se los aseguro. Pero en algún momento lo olvidé.

Esperando a que hoy podamos entender un poquito más eso de la Felicidad (y también esperando a que salga el paciente, para darle su "carnet" y que me cuente un chiste de esos que él sabe contar, jajaja), me despido por el momento, porque el día está despejado... ¡y hay nubes!

Con un afectuoso saludo, se despide,

el melancólico Unicornio.

P.D. Por cierto, ¿cómo pasaron el festejo del "Día de las Madres" (al menos, el que se celebra por acá)? Felicidades tardías a todas las lectoras (y lectores: también hay "papás solteros") que ejercen esta insigne tarea: la de ser "Mamás".