lunes, 22 de octubre de 2007

La Humildad que Eleva... y NO Humilla...

"Existen 3 valores a los que me aferro y tengo en alta estima: El primero es la Bondad, el segundo la Frugalidad y el tercero la Humildad, la cual me impide anteponer MIS intereses a los de los demás.
De modo que sé Bondadoso y podrás ser osado. Sé Frugal y podrás ser liberal. Pero evita anteponer tus intereses a los de otras personas y podrás llegar a ser Dirigente de los Hombres".

Hace tiempo me leyeron estas palabras, inspiradas en Lao-Tsé, uno de mis favoritos de todos los tiempos. Y me preguntaba, en la fría noche de guardia del sábado, si tenemos todavía la capacidad para pensar en los demás, cuando sabemos que es lo justo, AUNQUE todos nuestros instintos nos lleven a aprovecharnos de nuestra posición más ventajosa, o de mayor poder, o de mejor suerte.

Y entonces, en la discusión que siguió, recordé y compartí con mis friolentos compañeros y adormilados pacientes, una Historia de Humildad... o simplemente, un ejemplo de Nobleza??

- Optimistas, abstenerse (ya saben que todo es posible, sólo toma un poco más de tiempo). No, no es cierto. Léanlo conmigo...
- Pesimistas... este relato es con cariño para ustedes...

Porque aparte, con estos ingratos (por súbitos) fríos, ya me estaba amodorrando. De modo que, inspirado por la enorme cantidad de e-mails que he recibido (ofreciéndome sólo productos y publicidad, naturalmente), y por la entrante época de fríos, les relataré (acompañado de un café de olla bien caliente, ¡qué rico!)...

"La Historia de Eugenio Monti"

Uno de los más emocionantes deportes en los Juegos Olímpicos (de Invierno, ojo) es el evento del tobogán , "bobsleigh" o "bobsledding", para equipos de dos y cuatro hombres. Y uno de los más grandes exponentes de este deporte fue el italiano Eugenio Monti, considerado (junto con el suizo Erich Schärer y los alemanes Bernhard Germeshausen y Wolfgang Hope) como el mejor conductor de trineos de la historia.
Monti, 8 veces campeón del mundo, no había ganado una medalla de oro olímpica, hasta su llegada a Innsbruck, en los IX Olímpicos de Invierno, 1964. Señalado como favorito, su mayor contrincante sería un compatriota, Sergio Zanardi, del 2do. equipo italiano.


Así que, después de la Primera de 4 vueltas en la competencia por parejas, Monti estaba (como se esperaba) compartiendo el liderato, junto con su coequipero Sergio Siorpaes en el bobs llamado (but of course) "ITALIA I" (véase la foto). Pero antes de que ejecutara su 2da. vuelta, hubo una pausa en la competencia: el equipo británico de Tony Nash y Robin Dixon, después de una sorprendente y valerosa actuación, con un sensacional tiempo, estaba completamente abatido. El perno del eje principal de su trineo se había roto... y no había refacción. Se esperaba que abandonaran la competición, con un aplauso como tributo a su gran esfuerzo, ahora inútil.
La noticia del desafortunado suceso llegó a oídos de Monti. Y este recordó que SU trineo era de la misma clase (¿o marca?) que el de los británicos. (¿Qué habrá pensado en ese momento? Después de ver a Nash y Dixon, sabía que eran un peligro para sus aspiraciones al oro olímpico. Aparte, era cosa de la suerte, ¿o no? Total, quizá el destino le preparaba el camino para su 1er. campeonato olímpico, ¿verdad? ¿QUÉ HUBIESEN HECHO USTEDES, HUMANOS LECTORES?)

Monti actuó con rapidez. No se permite "catafixiarse" (perdón; quise decir "intercambiarse": eso me pasa por ver a "Chabelo, el amigo de todos los niños") los trineos... pero nadie había dicho nada acerca de desarmarlos. Puesto que el perno de SU trineo era intercambiable con el de los británicos, Monti lo extrajo y corrió a dárselo a Nash... justo a tiempo para evitar que se descalificaran.
Y en uno de los retornos más extraordinarios en la historia de los Juegos, Tony Nash y Robin Dixon vinieron de atrás para llevarse el ansiado oro olímpico, mientras que por "ciertos desajustes y contratiempos" Eugenio Monti cayó hasta el tercer lugar.

Cuando se le cuestionó acerca de su "precipitada" acción, Monti dijo sencillamente, "Tony Nash no ganó porque yo le hubiera dado mi perno. Tony Nash ganó porque en este día él era el mejor conductor entre nosotros, y estaba destinado a la victoria".

Me decían mis mayores, que cuando uno hace lo que considera que es correcto, cuando uno sigue sus propias reglas, al tener la certeza de hacer lo justo, el alma crece, y al vencerse a uno mismo (a nuestros egoísmos, temores, prejuicios y fracasos... e incluso a los engañosos "triunfos"), cualquier otro reto es poca cosa.

Después de todo, quizás sea cierto: tiempo después, ese mismo año, Eugenio Monti fue galardonado con la Medalla "Barón de Coubertin" Al Espíritu Deportivo, como el atleta que verdaderamente ha dado honor y gloria al deporte. Muchos lo tomaron como un premio de consolación, puesto que para los siguientes Juegos, Monti ya pasaría de... los 40 añotes. Había dejado escapar su quizás última oportunidad de ser campeón olímpico.



¿El epílogo a esta historia de Nobleza y Camaradería ?: Eugenio Monti, con más de 40 años de edad, condujo a sus dos equipos de trineo (de 2 y de 4 hombres) A GANAR DOS MEDALLAS DE ORO, en Grenoble, Francia, durante los X Juegos Olímpicos de Invierno de la Era Moderna, en 1968, finalizando así una de las más ilustres carreras deportivas en los deportes de invierno. (Después de todo, tal vez si existan los dioses, y ese día, se sintieran complacidos) ¡Dése Honor a quien Honor merezca! ¡Y un abrazo a Eugenio Monti, dondequiera que esté!
. . . . . . .

"Pero tuvo mucha suerte, ¿no?", me preguntó Don Chóforo, que estaba aún despierto. "No, lo que tuvo fue mucha madre para hacer eso", dijo otro señor mayor. Mis compañeros se quedaron pensativos, hasta que uno de ellos me dijo: "qué buenas historias inventas, ¿has pensado en escribirlas?" Después de sonreírle (recuerden que los unicornios provocan el "Efecto Cassandra": nos creen las bromas, PERO NO las historias reales!), le comenté que en efecto, tuvo "mucha suerte"... pero de no morir en los inicios de su carrera deportiva como esquiador, porque un accidente, cuando se preparaba para los Juegos Olímpicos de Oslo (1952), en el que se quebró las DOS piernas, le apartó de la competición... y lo condujo a practicar el "bobsleigh", donde su carácter y nobleza (o humildad) lo llevarían a la gloria. Y que, aunque no lo creyera, Eugenio Monti (nacido en Cortina d'Ampezzo, en 1928, y fallecido un Primero de Diciembre de 2003, sniff!) ES UNA PERSONA REAL. Tan real como los pacientes que se estaban recuperando de operaciones de sus piernas. Una persona "Ordinaria", actuando de manera "Extraordinaria", simplemente confiando en lo que era capaz de hacer...

Y a pesar del frío, nos calentó el ambiente las risas provocadas por otro de los pacientes, cuando declaró: "para saber: después de estas fracturas, po's puedo ir a una olimpiada... pero de güey regalo mis tornillos!.. mejor se los vendo!"

Juar, juar, juar!! No, si les digo que hay que hacer mucha labor unicorniana... pero ahí vamos, poco a poco. Total, me pareció ver unos ojos acuosos entre algunos de mis pacientes, y sonrisas de satisfacción. Lástima que no dejan pasar cafés de olla, si no, hubiera sido una noche "perfecta".

Pero ya es tiempo de trabajar, así que ahí los dejo pensando, como mis pacientes...


Fervorosamente, se despide (hasta la siguiente): El (con el corazón un poco estrujado) invernal Unicornio...

miércoles, 17 de octubre de 2007

¿Soy tonto por ser egoísta o Soy egoísta por ser tonto?

"...y, si no puedo resolver la partición... ¿qué tiene de malo sacarle provecho?"


Nuevamente, mi cuate el "Chafofas" mostraba su profundo conocimiento de la RHP ("Reacción Humana Promedio") y viéndose en la necesidad de repartir las carnitas pa'l desayuno, pues tomó aproximadamente la mitad para él (total, fue y pagó por ellas), como una tercera parte para el cuate que puso pa' los chescos y una sexta parte para el que no puso nada (pero que siempre decía que para la próxima él invitaba). Sin embargo, nadie quedaba conforme, y se quejaba amargamente del egoísmo humano.


Le comenté que "matemáticamente" podía hacerse una división "exacta", pero no justa, o una partición justa, pero no "perfecta". Claro, como siempre que hablamos de cosas tan banales y sin alburear, se me quedó viendo con ojos de plato, y me invitó un taco, diciendo, "a qué mi mai, ya le hace falta algo en la panza, para no desvariar".


Y le conté (po's para amenizar el taco) una célebre leyenda árabe (que tiene diversas versiones) acerca de las matemáticas, la generosidad y el amor.


Érase una vez, que un viejo jeque sintió que su tiempo llegaba a su fin. Por tanto, mandó llamar a sus 3 hijos y les comenzó a repartir sus bienes. Como a los tres los quería por igual, les otorgó su herencia por partes iguales, exceptuando su envidiable hato personal de camellos, que por tradición debía repartirse según una proporción de medias y tercios. Y a pesar del anterior reparto, surgieron las envidias y egoísmo de los jóvenes herederos:

El problema era que, aparte del muy querido Al-Schira, un camello grande, hermoso y brillante (de ahí su nombre), el favorito del padre y que había apartado para viajar sus últimos días, quedaban 35 bellísimos ejemplares, cada uno digno de ser montura de califas. Sin embargo, por tradición, debían repartirse entre los tres de la siguiente manera:


La mitad (1/2) al hermano mayor.
La tercera parte al siguiente (1/3).
La tercera parte elevada al doble (1/9) para el menor.

Esto es, tendrían que sacrificarse TRES camellos, para dar 17 camellos y "la mitad" de uno al hermano mayor; 11 y "2/3" al hermano siguiente y 3 con "8/9" al menor... y aún así se desperdiciaría uno de los bellos animales (o por lo menos, parte de su carne).


Veamos por qué: 17 camellos para el primer hermano, 11 para el segundo y 3 para el tercero darían 31 camellos. De los 4 restantes se tendrían que sacrificar 3 para "repartirlos" a fin de dar 1/2 + 2/3 + 8/9 = 111/54, aproximadamente igual a 2.06. O sea 2 camellos y un cachito.


Las discusiones subían de tono. El menor reclamaba que, ya que le tocaba casi otro camello "entero" (8/9), se le otorgaran 4 en vez de "3 y 8/9". Los demás alegaban que no, porque se rompía la tradición (se me hace que era pretexto: par de egoístas). Y así continuaron hasta que su padre, con tristeza, se les acercó y les dijo: "no me place ver que mis amados hijos se pelean por algo tan poco importante como ésto". Entonces, el hijo menor se puso serio y declaró que renunciaba a su parte extra, reclamando solamente TRES camellos. Los demás, felices al principio, casi llegan a las manos al NO ponerse de acuerdo sobre cómo repartirse los "8/9" que dejaba el hermano menor.


Observando la escena, el padre movió la cabeza, acercó a su hijo menor y le dijo: "en ocasiones, hay que tomar medidas extremas para resolver problemas exagerados". Y palmeando fuertemente, llamó la atención de los muchachos y les comentó:

"En vista que no se logra llegar a un acuerdo, y que me duele ver que mi sangre discute sin utilizar ni su cabeza ni su corazón, he decidido darles un ejemplo y entregar a mi querido compañero Al-Schira para que se lo repartan también".


El hijo menor respingó. Abrazó a su padre y le dijo: "¡No, padre mío! Entrego mis jamales en lugar del tuyo. Ya con lo que nos has repartido me es suficiente y no me hace falta más". El mayor, avergonzado, declaró: "¡Perdón, padre amado! Permíteme ofrecer la parte extra que me corresponde para que mi otro hermano no reciba 11 sino 12 animales, y nuestro hermano pequeño reciba 4 hermosas bestias. ¿Acaso no soy bueno?"

El padre le contestó: "Han hablado con el corazón, pero no con la cabeza. Y con la cabeza, pero no con el corazón, sino también con vanidad. Pero yo voy a arreglar el problema, y entonces mantengo mi decisión".


Y así, agregó su animal favorito al hato, y acto seguido habló de este modo:


"Tú, Hamed, el mayor de mis descendientes, recibirás estos 18 camellos, que es la mitad de los 36 que ahora tengo aquí. Puedes proceder a llevártelos".

Acto seguido, se dirigió al siguiente hijo: "Tú, Omar, tendrás 12 camellos, la tercera parte de los 36 que se juntaron. Y espero que no tengas ya ninguna objeción al respecto".


Finalmente, acariciando el semblante de su último hijo, sentenció: "En cuanto a tí, Selim, no es necesario que te sacrifiques por tus hermanos. Hé aquí, noble hijo mío, tus 4 camellos, los más espléndidos de mi hato personal. Tómalos sin pesar alguno, puesto que son 1/9 exacto de nuestros 36 camellos".


Admirados y sorprendidos, los hijos miraban a su padre, mientras éste montaba sonriendo en su camello favorito mientras tomaba otro más, listo para partir.


"Pero, Padre... ¿cómo...?", exclamaba Selim. Efectivamente, habían obtenido más de lo que originalmente esperaba cada uno, ya que

36*(1/2) = 18

36*(1/3) = 12

36*(1/9) = 4


Y cuya suma arrojaba un resultado de 18 + 12 + 4 = 34. De manera que sobraba un ejemplar más, aparte del favorito de su Padre, es decir DOS jamales!


Antes de marcharse, el padre les dirigió estas palabras: "Espero que recuerden esta última lección, hijos míos. Porque a veces, para resolver algo, tienes que hacerlo con Amor. Y si lo haces bien, eso que entregues volverá a tí, y multiplicado además". Y diciendo así, se dirigió con sus DOS camellos al frente de la caravana, para volver a la tierra que lo había visto nacer, y descansar por siempre en ella.

¡Iallah!

Y el Cuento se terminó...


Después de hacer cuentas varias veces, el Chafofas se quedó pensativo. Acto seguido, se levantó y repartió equitativamente las carnitas restantes, procediendo además a partir un par de aguacates que llevaba en su lonchera. Posteriormente, me dijo: "oiga, mi buen: como que la comida sabe más sabrosa así, sin contarle los tacos a cada quién, no?? Caraxo! Y el unicornito, ya casi con lagrimillas en los ojos (es que la arena del desierto es canija, pensé yo), sintió como que el día había sido venturoso...

...hasta que mi cuate me espetó: "...pero eso sí, LA CHELA LA TRAJE YO!! Y después de repartir "sólo" un chorrito en cada vaso, se refinó casi 1/2 de caguama él solo!!! (y aquí no hubo caguamas, digo, camellos que valieran!!).

Bueno, por algo se empieza...

Con un gran eructo... ¡NO! ¡Perdón!, quise decir, con un gran Saludo (es que esas carnitas estaban...!), se despide

el didáctico Unicornio.

P.D. Total: a mí ni me gustan las chelas bien elodias...

jueves, 4 de octubre de 2007

Se han preguntado ¿para qué tanto Trabajo?

O, ¿será cuando el Destino nos Alcance...?

Me siento terriblemente cansado. Tengo que hacer las clásicas labores de semi-padre-como-adoptivo-soltero-pero-casado. Además, hay que calibrar los instrumentos biomédicos antes de que empiece la jornada de pacientes. Luego, tengo que lidiar con un triste texto a traducir. Y por si fuera poco, no tengo noticias del Irapuato, antiguo equipo de mis amores: ¿volverá algún día a la 1ra. División? ¿Comprarán la franquicia del América para restablecer al equipo fresero? ¿El Proyecto Orión será tan significativo como lo fue el Proyecto Apolo para la NASA? ¿Alguien me traerá un cafecito de olla para dejar de escribir tantas sandeces? (No, creo que no: son las 0645H y no hay nadie más por acá).

En fin, me pongo a escribir esto para solventar la necesidad de explicar (mas bien, explicarme) el por qué estoy aquí, en un mundo que desconozco lo suficiente como para atreverme a entrar en él: el mundo de las "weblogs").

Como decían mis colegas unicornianos: ya estamos hartos de que todos se quejen y nadie haga nada! Ya chole con el cuento de que el mundo tiene la culpa (y mi mamá también) de lo que me pasa. Ya basta de las quejas del proletariado acerca de por qué el papi gobierno no nos sigue manteniendo, po's para eso votamos (y mi apá también!). Alguien tendría que explicarles que la solución NO somos todos... pero está dentro de cada uno de nosotros.

Algo sumamente idealista y "ciertamente" iluso, pero al ver lo bien que funciona cuando se empieza desde abajo (desde los niños, los peques, los jóvenes que no han sido ten maleados), decidimos, una oscura madrugada de guardia, hacer lo que pudiéramos, a título personal, para tratar de cambiar "un poquitillo" las cosas que nos rodeaban.

De esos Avarim, sólo quedamos nosotros (yo y mi alma, jajaja). Esperando que algún día regresen, me puse a explorar estos medios de la Internet. Y comencé a contestar y comentar algunos mensajes donde leía algo (¡mucho!) de desesperanza, disgusto o insensibilidad para con los demás.

Como no quisiera que la historia se repitiera, se me ocurrió platicarles relatos de lo mejor que tenemos y compartimos todos los Hombres (y Mujeres, but of course).

A veces, uno ve y admira (o critica, algo inherente a la naturaleza humana) a aquellos que destacan en las diferentes actividades del quehacer humano. Y quizás los envidiamos en secreto. Pero de lo que no nos damos cuenta es que son personas como nosotros, "comunes y corrientes" (es sólo una forma de decirlo), pero con un objetivo en mente, con un sueño en el alma... y con la determinación para alcanzarlo.

De ahí surgió la idea de esparcir las historias que han tenido buena recepción y que hasta han inspirado a pacientitos, peques en tratamiento, compañeros en la depre y hasta familiares desheredados (de todo hay, señores y señoras míos!). Así como también desde consejos médicos-deportivos hasta anécdotas de lo peor que nos ha pasado... y cómo lo hemos sobrevivido, juar, juar (por si sirve de experiencia a otros).

POR FAVOR, NO SE ENTIENDA ESTO COMO UNA ESPECIE DE "CONSULTORIO SENTIMENTAL", JAJAJA. Perdón. Es que me ganó la risa. Ya me imagino al Unicornito con un gorro tipo frigio, grandes mascadas a lo "Madame Sassou" y bola de cristal enfrente. ¡No! Nada más lejano de la idea original. Simplemente, ojalá y esto sirviera para extender el propósito original del "Proyecto Unicornio". Y si aquí no diera frutos, ya los seguiría dando en las labores de campo. Con los enfermitos. O más bien, los desesperanzados.

Espero no aburrirlos. Y ojalá y al leer estas historias, sientan (como lo hicieron mis antecesores y como espero lo harán mis descendientes) que podemos llegar a ser mejores de lo que creemos (o hemos creído) ser, y que a pesar de todo, siempre seguiremos siendo hermanos, como en el principio, y hasta el final. ¡Hasta la vista!

miércoles, 3 de octubre de 2007

¿Qué es el Unicornio?

¿Qué es?
El Unicornio es, ante todo, la representación de una Criatura, de una Idea...

Es una criatura hecha de Misterio y sobre todo, de Fe. No es algo para ponerle razonamiento, como todo Mito que se respete. Y es algo que se olvide su leyenda, persistirá en el misterio y no en la explicación.

Pero en particular, ESTE "Unicornio" que les escribe, es un cómodo alias de alguien que, después de ver mucha desesperanza, quisiera compartir con ustedes alguna cura: lo que llamamos Fe, Voluntad, Esperanza y Conocimiento.

Así que, si ustedes no tienen inconveniente, permítanme presentarme:

¿Quién soy?
Vine a este mundo un día primero, del primer mes, del último tercio del siglo XX. Fui un niño enfermizo (¡qué aspecto tendría al nacer, que a la hora de darme la clásica “nalgadita”, no emitía ningún chillido... hasta que el preocupado doctor se dio cuenta que me estaba confundiendo con el cordón umbilical!).

Fui débil y enfermizo. Me criaron frágil y con miedos. Crecí rodeado pero solo, acompañado únicamente de los clásicos compañeros de los solitarios (y de los "nerds", jejeje): los libros, las matemáticas y la historia; la música, las leyendas y los antihéroes. Y después de muchos sinsabores, llegamos a deducir una de las leyes de la natural convivencia humana: “El Mundo es, básicamente, Injusto”.

El tiempo pasó, y la única forma de salir del círculo vicioso de médicos, medicamentos, hospitales, terapeutas, reposo y médicos otra vez, fue rebelarse y hacer cosas no autorizadas: asolearse, correr hasta sudar, caminar bajo la lluvia hasta empaparme, carcajearse hasta casi ponerse azul.

Entonces se presentaron otros amigos: el Deporte y la Naturaleza, los Griegos y sus Olimpiadas, Héroes y Logros, la bendita Música y de este modo la visión de las cosas dio un giro de, aproximadamente, 180 grados. Ahora la ley era: “El Mundo es, básicamente, Injusto... luego entonces, estamos aquí, para cambiarlo”.

Finalmente, después de pasar por varias comunidades estudiantiles, llegué a la conclusión de que en general la gente “buena” abunda, lo que pasa es que la gente “egoísta” domina los puntos de contacto. Y entonces hay que hacer labor de albañilería para dispersar la buena nueva: “¡Hombre, no somos tan malos, después de todo!”.

Por eso mi predisposición a animar a las personas en general.

¿En qué Creo?
Déjenme explicarles un poco más en serio en qué creo, para poder abrir mi persona (espero) hacia ustedes, estimados “internautas”, esperando no sonar aburrido o pedante:

Según el tal filósofo griego Protágoras, “El Hombre es la medida de Todas las Cosas”.

Es como la arquitectura de principios del Renacimiento: no son los grandes monumentos románicos o góticos. No pretenden (como quizás también queremos hacer en estas épocas) “impresionar” ni avasallar a fuerza de grandes dimensiones o pesos. Son algo más “humanas” y menos “divinas” o “mesiánicas”, ajustándose a la escala de las necesidades humanas razonables. Querían hacer a los individuos más conscientes de sus facultades, en el sentido de encontrarse a sí mismo como un ser Moral e Intelectual COMPLETO. Son, como gran parte de las obras de esa increíble época, una afirmación de la dignidad humana.

Pero ahora, siglos después, estas palabras (“La Dignidad del Hombre”) parecieran marchitarse y no tener sentido real en nuestros contemporáneos labios. Pareciera que ya no tenemos el entusiasmo fresco y estimulante de aquellos Hombres, gente de una sola pieza, moral e intelectualmente hablando. ¿Hemos perdido ese aire de seguridad y vitalidad apenas contenida, que ha caracterizado a los Padres Fundadores de una Civilización? ¿Seremos acaso la hierba pequeña, insignificante y caduca que tiene que fenecer para ser el abono de la siguiente generación de grandes y majestuosos árboles?

No. YO NO LO CREO ASÍ. Creo en la capacidad de la especie Humana para cambiar y evolucionar (muchas veces, a pesar de ella misma). Tampoco pienso que solamente el carácter y la seriedad heroica de la moral y el intelecto sean el rumbo. La gravedad de la seriedad moral DEBE ir aligerada por el etéreo paso de la Inteligencia Grácil, el Humor Afable y la Bondad Alegre y Diáfana, pero Firme y Justa, de los primeros misioneros, por ejemplo.

Aquí, corro el riesgo de mostrarme como lo que siempre he sido: un “joven viejo y anticuado”, como me decían antes, o un “hombre maduro (¿?) con ridículos ímpetus juveniles” como a veces me espetan ahora. No lo sé. Pero sí se en lo que en verdad creo, y por experiencia propia, son opiniones que desde mi temprana juventud, no eran bien vistas por las “corrientes” intelectuales modernas:

Para empezar, no creo en el Socialismo, ni el Anarquismo, ni el Capitalismo, ni el Cristianismo, ni el Budismo, etc., etc. Creo en las sociedades que instrumentan una Civilización Igualitaria (¿socialismo?); en las naciones que impiden que un gobierno los manipule EN SU PROPIO NOMBRE (¿anarquía?); en los pueblos emprendedores, ahorrativos, pragmáticos y rabiosamente individualistas (¿capitalistas?); en las enseñanzas de Cristo y Buda (¿...?), pero NO en los que se dicen "sus seguidores" o se autonombran sus jerarcas (de ahí lo contradictorio e impredecible del intempestivo caballo con cuerno).

Y continuando, parafraseando al Maestro Kenneth Clark, creo que el Orden es mejor que el Caos (si no ¿por qué estaríamos aquí? somos información encarnada opuesta al caos primigenio). Creo que la Creación es mejor (y más difícil) que la Destrucción. Antepongo la opción de la moderación al estallido de la violencia. En este contexto, siempre creeré que la Solidaridad Humana siempre, pero SIEMPRE, valdrá más que CUALQUIER ideología (incluyendo ÉSTA, but of course!). Y que al final, una de las ignotas razones por las cuales existimos y estamos aquí, es porque el Conocimiento es preferible a la Ignorancia.

Creo en aquello que nos ha traído hasta aquí, a pesar de Glaciaciones, Catástrofes planetarias, el Pleistoceno, las Grandes Guerras y hasta terroristas farisaicos, hipócritas y cobardes (iba a decir “amigos de Bush”, “diputados” partidistas y “revolucionarios” fundamentalistas, pero no quisiera “ofender” a nadie). Eso que alguna vez denominábamos Compasión, Empatía, Cortesía, Inteligencia, Bondad, Coraje.

Y es que, a pesar de las nuevas tecnologías, teorías económicas y tesis psicosociales, se nos olvida que el Hombre no ha cambiado, intrínsecamente, en los últimos tres mil años y que entonces debemos seguir aprendiendo de la Historia. Y la Historia somos Nosotros.

Por eso creo, firmemente, que el Hombre está hecho, entre otras cosas (Carbono, Hidrógeno, Oxígeno, Nitrógeno, etc.), de Esperanza y de Fe. Y esto dicho sin ninguna connotación idealista o pseudo-religiosa, sino per se.

“Un hombre puede ser cualquier cosa que desee ser, si así lo quiere”, decía Alberti, uno de los personajes paradigmáticos del Renacimiento Temprano. Y estoy (y estaré) siempre completamente de acuerdo con él. O como se dice ahora por ahí: “Nada es Imposible” (y agrego que solamente lo que nos falta es, generalmente, tiempo).

Esto es lo que es el Inalienable Unicornio. Una representación de un tal E. Alator (e ¿incluso será al revés?), servidor de ustedes, de los peques que son nuestros herederos y de la alegría de conocer y compartir personas con el afán común de salir cada día a hacer de estos lares, sitios un poquito menos injustos o tristes que ayer.

Con el corazón tímidamente arrebatado por este rollo presentador, se despide,
afectuosamente,

El singular Unicornio (ben Eiren, ben Ismael, ben Miguel).

lunes, 1 de octubre de 2007

Y en el Principio, todo era Oscuridad...

... y comienza un día más. La oscuridad nos rodea, como siempre a esta hora y este lugar. El olor a humedad y la sensación gélida que rodea el cuerpo, como pequeños insectos hirientes e inquietos. Como espinas que desean liberarse de la cárcel del cuerpo. Como recuerdos de un viejo y cansado amor que se diluye.

Caramba. Y el dolor. Ese dolor que nos deja la impotencia. Y los desvelos. Y las miradas cansadas, tristes y profundas de los familiares que imploran (sin sonido alguno, pero, ¿qué necesidad hay de proferir alguna palabra?) informes, buenos o malos, pero al menos saber, conocer algo.

Y entre el frío de la madrugada oscura, y los fantasmales desplazamientos de las personas que esperan, los niños. Caray, los niños, que no tienen que estar pasando fríos o miedos o penas así.

Total, qué importa que el café no sea de olla, sino de máquina. En fin, pregunto, "quieres un cafecito, o un chocolate?" Y el pequeñín dice que sí con los ojitos, aún antes de voltear a ver a sus papás. Y luego, otro chocolatito, porque ¿cómo el morenito de cabello ensortijado que se nos quedó viendo podría quedarse sin un sorbito de chocolate calientito?

Y luego me preguntan que cómo me quedé al otro turno. "Pues, porque me quedé sin cambio, compas!". Pero en esa madrugada fría y oscura, me pregunto ahora, ¿de qué manera puede un chorrito de líquido también oscuro brillar en las risitas de los escuincles traviesos? Y ¿cómo se empezó a regar como río de lava en la penumbra, y empezamos a iluminar la oscuridad de la ocasión con chistes, anécdotas de los pacientes, carcajaditas de los chapurnecos (o sea, los niños) y hasta carreritas escandalosas para alcanzar al chamaco que se llevó MI VASITO de chocolate de máquina? (N'ombre, si ya no hay moral!... y que se ríe su mamá!!).

¡Vóytelas! Creo que pocas veces me había sabido tan sabroso un triste café-chocolate (o chocolate-café?), que le dicen "moka", de máquina. Y entonces... salió el Sol, o ¿lo sacamos nosotros? No lo sé. Solamente quisiera saber más acerca de la Esperanza. Y de la Felicidad en situaciones límite. Y de cómo puede hasta curar, cuando no paliar, el dolor.

Y por eso estoy aquí. Quiero platicar lo que no comprendo, al menos, "científicamente". porque, claro que lo entiendo, acá, adentro, en mi espacio pectoral intercostal. Pero... me creerán que no sé explicarlo!!??

Por eso necesito ayuda. Por ello necesito leerme y re-redactarme. Y si lo entendiera, podría disfrutar más de esos momentos, cuando, en un Principio, Todo Era Oscuridad... Y Se Hizo la Luz... una húmeda y fatigada madrugada de enero, de un año de estos, en una guardia de aquéllas...

Bienvenidos al Proyecto Unicornio.

Según la Leyenda, Los Unicornios son los últimos de entre los seres que atestiguaron la Creación... y aún lo recuerdan. Y como tal, aprecian y quieren al Hombre, el otro único ser que percibe la Inteligencia y la Belleza. Y después de la Gran Caída, aún buscan al Hombre para guiar, aconsejar, proteger, consolar, inspirar... si los hombres lo permiten. Y el del Cuerno Único estará allí, esperando, entre los mundos, hasta que llegue a su término el Tiempo... y sea ocasión de reunirse otra vez.

Pero creo por experiencia que podríamos provocar esos instantes, si repartimos el legado de esos seres mitológicos: Conocimiento y Esperanza. Tal vez de eso se trate todo. Y entonces hay que poner manos a la obra, mientras podamos. Y de eso trata este proyecto.


Quizás, después de todo, los Unicornios sí existan en esos momentos mágicos, como cuenta la Leyenda. Y como ya me hice adicto a disfrutar ESOS instantes, los pienso seguir buscando. ¿Lo difícil será encontrarlos?

¿Alguien quisiera ayudarme?
Afectuosa y primerizamente (?)
El tímido Unicornio*
(P.D. *Los nombres se han modificado para proteger la privacía. Las ilustraciones pertenecen a la serie de obras del artista Jim Warren, "They Only Come Out at Night" y "If I were a Mermaid & You were a Unicorn". "Moka", "Chapurnecos" y "Proyecto Unicornio" no son marcas registradas por sus correspondientes dueños. No aplican restricciones. Coman Frutas y Verduras).