Necesitamos urgentes vacaciones... pero en otro continente o ya de perdida, en otro planeta...supongo.
Paso por el pasillo, rumbo a los consultorios. Casi chocamos una doctora (bueno, tenía bata blanca y yo iba desvelado, así que lo supuse) y el que esto escribe. Me disculpo y la chica se sigue con cara de "uufff!, cómo se atreven a interrumpir el paso de la Ciencia!?". Luego, otros ¿colegas? pasan de prisa, rumbo a... ¿Terapia Intensiva? No. Al cafecito de la mañana, proporcionado como cortesía por un laboratorio. Los saludamos y pasan con la misma cara de "A los semidioses no se les interrumpe". (Más adelante, en el seminario, pondrán cara de sorpresa y se desharán en atenciones cuando llegamos en compañía del subdirector médico, para la plática... creo que por eso nos da la "depre", je!)
No deja de sorprenderme que estos jóvenes profesionales de la salud, tratando todos los días con personas que confían en ellos, con cuerpos y mentes que nos recuerdan que estamos hechos de Maravillas, y con un trabajo honesto con el cual comenzar a fincar sus futuros profesionales y financieros, tomen tan a la ligera y con una egolatría propia sólo de personas con una ignorancia existencial profunda, la casi apostólica labor que han elegido desempeñar: la profesión (bio-)médica.
Creo que lo que me (nos) hace falta es un Buen Abrazo. ¿recuerdan lo que era eso, mis queridos y escasos lectores?
Ya saben: En el Tiempo cuando los Hombres Eran Hombres, las Mujeres eran Mujeres y la Música era Cantada con Placer (y no Maullada por gruper@s gangos@s), un Abrazo era una demostración de Afecto, Empatía, Reencuentros, Pactos y hasta Partición de Espíritus.
Era Prolongación de nuestros Sentimientos. Desnudez Temporal del Alma. Y Poderosa Extensión del Tacto, uno de los Cinco pilares del Cuerpo.
Sabemos que el Tacto es un sentido mecanorreceptor, localizado preferentemente en el órgano más extenso del cuerpo, la piel. También que nos permite evaluar los estímulos externos en información procesable por el cerebro, como por ejemplo, para juzgar el peso de un cuerpo, su consistencia, la temperatura externa y el riesgo de una quemadura, etc. Toda una maravilla que no acabaría de describirles en un solo escrito.
Pero lo que no se sabe con la certeza fáctica que quisiéramos, es hasta qué grado es importante a nivel emocional. Sabemos que es MUY importante, al grado que existen diversos estudios que indican su valor curativo (en la forma del Masaje Terapéutico) en padecimientos como hiperactividad, migraña, colitis nerviosa y mitigar ciertos malestares de los diabéticos.
En los niños pequeños, es imprescindible que reciban información táctil. En el Instituto de Investigaciones sobre el Tacto, o TRI, por sus siglas en inglés), en Miami, FL, USA, se ha demostrado que con una estimulación táctil (ligeros masajes) aplicada en sólo 10 días, tres veces al día, existe un aumento significativo de atención, actividad, regocijo y de peso en los bebés que lo reciben. Incluso, hay indicios de que tienen menos episodios de apnea que los bebés que no reciben estímulos táctiles.
Y pareciera que, como muchas cosas relevantes en la historia, todo comenzó con una inspiración del corazón.
Uno de los casos más célebres de esta nueva vertiente de pensamiento con respecto a esta forma de comunicación, el Tacto, fue el de las gemelas Jackson, en 1995.
(NOTA a los fieles y escasos lectores de estos lares: esta parte bien podría etiquetarse como parte de la ¿gustada? sección recientemente inaugurada, o sea...
Para apantallar a los cuates
(sin ser muerto en el intento)
[la célebre sección pensada para que, en caso de no tener qué decir ante la persona amada, deseada, o por lo menos interesada, o en caso de haber hablado mal de la suegra o la esposa del jefe, sin saber que estaba presente, pueda distraerse la atención del respetable público, mientras se lleva a cabo una graciosa huida... o algo por el estilo...]... pero en realidad no sé si sea adecuado. Ustedes dirán... Voten, voten!!!).
Decíamos: estas gemelitas nacieron alrededor de 12 semanas ANTES de lo previsto, por lo cual, siguiendo el protocolo del hospital, se colocaron en incubadoras separadas en el área de Cuidados Intensivos para bebés.
Sus nombres eran Kyrie y Brielle (n'ombre, habiendo tantos nombres bonitos, como Emerenciana o Fredegunda, Basila o Céfira.En fin, continuemos). La primera, con 990 gramos de peso al nacer, comenzó a mejorar rápidamente. Sin embargo, la otra niña, con aproximadamente 900 gramos de peso, presentó problemas cardiorrespiratorios, pérdida de oxigenación y no alcanzaba un peso adecuado.
Con el transcurso de los días, la diferencia se hacía cada vez más patente. Y al mes de haber nacido, la más pequeñita entró en crisis: presentó crisis respiratoria, cianosis (su piel se puso azul-gris) y taquicardia. A pesar de los esfuerzos del personal, la niña no mejoraba, y se prepararon a los familiares para lo peor.
Como último recurso, y a partir de un acto más sentimental que científico, las enfermeras encargadas de su cuidado, recordando una costumbre europea (no autorizada aún en los Estados Unidos) en la que colocaban juntos a los bebés de partos múltiples, prematuros, aconsejó a los angustiados y desesperados padres que pusieran juntas a las hermanitas. No parecía haber riesgos de tipo patológico (virus o bacterias). Simplemente la más pequeña no parecía tener ánimos, ni querer responder al tratamiento. Así que, quizás como despedida entre ellas, los padres, tristes, aceptaron.
Lo que ocurrió a continuación se inscribió en los anales de la ciencia pediátrica (norteamericana): la pequeña Brielle, que ya casi no se movía, INSTINTIVAMENTE se movió hasta alcanzar a su hermanita y se relajó de inmediato. TODOS sus signos vitales se empezaron a estabilizar. Y en UNOS CUANTOS Minutos, mientras su hermana "mayor", Kyrie, la abrazaba, la Vida volvió a latir fuerte en la pequeña. El nivel de oxigenación, la frecuencia cardiaca y la respiración mejoraron.
Célebre fotografía de las gemelas Jackson:
A la izquierda, la pequeña Brielle, ya recuperándose.
A la derecha, su hermana mayor Kyrie, abrazándola...
A raíz de esta experiencia, al inicio de 1996 se integraron grupos de estudio en USA para investigar el efecto de esta práctica, y desde entonces varias instituciones de salud en ese país adoptaron la costumbre europea, confiando en el efecto "sanador" de un mágico contacto entre l@s herman@s.
[Ahora, cada que me sienta que "en la depre"...
Y... "¡colorín, colorado, este cuento ("basado en hechos reales", jeje, qué telenovelero se escuchó esto!!) se ha acabado!"
De modo que ya ni me quejo. Voy a buscar a la joven doctora que iba de malas hoy en la mañana, y le daré un apretado y relajante abrazo. Luego les cuento si se me acusa de "acoso sexual", ggrrrhhhh!!!
Con un ABRAZOTOTOTE (ahora además, con fundamentos científicos, y un consejo de Neruda... ¡háganle caso!), se despide:
el incubado Caballito con Cuerno (Y, ¿mi abrazo?... Bueno, ahí les va el mío...! )