viernes, 21 de marzo de 2008

Una Historia Olímpica (I) de Regreso: FE.

(DEDICADA A TODOS MIS, NUESTROS, AMIGOS)

¡¡HOLA!!

Por acá estoy, poco a poco repuesto de achaques por agotamiento. Pero sobre todo, agradecido por la ayuda, comprensión e interés de los muchos amigos y camaradas, incluidos los de esta blogósfera, y que, a pesar del recalcitrante optimismo del Caballito con Cuerno, no creí que tendría.

Les quiero regalar entonces, como presente de amistad, un ramillete de historias, cada una con su dedicatoria en especial. La primera, dedicada a todos los amigos que uno tiene sin saberlo, y que con algo de Fe, puede encontrar uno en todos lados.

HISTORIAS OLIMPICAS I: "FE"...

En ocasiones, cuando las cosas no van tan bien, ¿no se han preguntado, como tantos otros antes que nosotros, y otros que vendrán después, "¿por qué a mí?..." o algo por el estilo? (Supongo que a veces parecemos niños consentidos y por tanto, cuando nos ocurre algo muy bueno, no nos hacemos la misma pregunta de "¿por qué yo?").

Y nos dejamos abatir por la desgracia, en lugar de levantarnos (otra vez, como cuando éramos niños) de la caída, sacudirnos, quizás llorar un poco, y finalmente seguir adelante. (Después de todo, así aprendimos a caminar... si no, ¿se imaginan a media Humanidad todavía gateando por los "traumas" del "fracaso"?!!) Posiblemente nos falte algo que nos sobraba de pequeños: tener FE (en nosotros mismos, en Dios, en el Orden del Universo, en la Humanidad o simplemente en la magia de las caricias de mamá y papá, que todo lo arreglaban).

Quizá entonces Jeff Blatnick recibió muchas caricias cuando era pequeño....

Jeff Blatnick era un atleta norteamericano, especialista en lucha grecorromana. Había calificado para ir a las olimpiadas de 1980, en Moscú, pero su sueño se derrumbó por culpa de "aquél" boicot que ustedes recordarán. Para finales de 1982, a pesar de sus esfuerzos, ya no estaba en condiciones óptimas para intentar de nuevo conseguir una medalla en las siguientes olimpiadas. ¿Y por qué no, no que mucha "fe"? Veamos: para empezar, ningún atleta estadounidense ha ganado jamás una medalla olímpica en lucha grecorromana, en ninguna división. Y estaba fuera de forma por una sencilla (y trágica) razón: no se sentía muy bien desde que había notado unas pequeñas protuberancias en el cuello, y menos aún cuando meses después le diagnosticaron la enfermedad de Hodgkin (¡una variedad de cáncer!). Un mes más tarde le extirparon el bazo y el apéndice y comenzaron a administrarle una dañina (pero necesaria) radioterapia.

Mala suerte, dirán. Pero Jeff Blatnick no se permitió renunciar. Tenía un hermano que adoraba, David, el cual (sí, adivinaron, más tragedias) había fallecido trágicamente en un accidente unos años atrás. Inspirado por su memoria, Jeff se hizo el propósito de entrenar apenas empezara a recuperarse, a pesar de las advertencias médicas. En las pruebas preolímpicas, Jeff ganó en una discutida pelea el derecho de representar a su país en los Juegos Olímpicos del 84 al entonces favorito Peter Lee.

Pero, aún así, Jeff llegó a las competencias olímpicas como alguien sin posibilidades, como un "perdedor" (?!) y sin embargo en su primer encuentro superó al favorito (otra vez) para el oro, el yugoslavo Refic Memisevic, al ser éste descalificado por pasividad en el combate. Pero no todo iba a ser miel sobre hojuelas (como diría mi Tía Nena, otra candidata a medalla olímpica en salto de garrocha sobre tendederos, pero esa es "oootra historia"): en su segundo encuentro, sufrió una dolorosa derrota por apenas 4 a 3 contra el griego Panayotis Pikilidis (no me miren feo, así se llama, qué le vamos a hacer).

A pesar de ello, se dio una curiosa combinación para que nuestro heroico personaje pudiera aspirar a una medalla: al día siguiente, Pikilidis fue derrotado por Memisevic y el joven Blatnick se encontró de súbito a UNA VICTORIA de un Campeonato Olímpico (y estoy hablando que necesitaba un triunfo, no una cerveza clara mexicana de exportación!). Tenía que superar al sueco Thomas Johansson, el cual tenía la friolera de ¡275 libras de peso! (35 más que Jeff).

{ Aquí es donde uno podría identificarse con nuestro "suertudo" personaje. ¿No han pasado por épocas donde parece que toda la responsabilidad, angustia, temores, dudas, pesimismo y falta de fe en lo que hemo hecho o hacemos parecen inundar nuestra mente y nuestro espíritu? Los médicos lo pueden llamar Estado de Angustia. O Depresión Reactiva. O Neurosis Urbana. O Agotamiento Laboral ("Burn-Out"). Pero supongo que, a veces, simplemente es el cansancio, el aburrimiento del alma. ¿Qué hace uno en estos casos? ¿Bastaría con el cariño de amigos y familia, para convencernos de que se puede superar eso una y otra vez, si así lo decidimos, si nos tenemos FE? ¿Qué decidió Jeff Blatnick? }

Abrumado por la responsabilidad, por la cercanía de un triunfo o un fracaso, y por el agotamiento físico y nervioso, justo antes del combate saludó a sus padres, que se encontraban debajo de la tribuna. Al darle ánimos y reiterarle la Fe que tenían en él, le recordaron lo que había vivido con su hermano David, lo que significaba para él y para todos ellos.
(En la foto, Alexander Karelin en un lanzamiento contra Jeff Blatnick en Lucha Grecorromana).

Damas y Caballeros: Yo no soy puramente sentimental, ni tampoco sé qué tanta fuerza le pueda dar a uno un recuerdo, o qué tanta fe puedan evocar nuestros sentimientos. Pero en este caso, casi al final de la competencia, después de casi cinco minutos de ardua y cerrada lucha, ninguno de los dos competidores había ganado un solo punto... sin embargo, Blatnick tenía ya DOS amonestaciones, mientras que Johansson tenía sólo UNA. Y con únicamente un minuto restante, Blatnick, haciendo un esfuerzo sobrehumano y con casi sus últimas fuerzas, tomó al pesado sueco y lo puso sobre la colchoneta, ¡anotándose un puntote! Con los gritos del público apoyándolo, aprovechó un titubeo del sueco y se anotó otro punto a 30 segundos del final. Mientras todo un coro de exaltados espectadores hacía el conteo regresivo, en toda la arena comenzó una emotiva celebración: ¡cinco, cuatro, Tres, DOS, UNOOO!

Abruptamente, recuerdo, Jeff cayó de rodillas, se persignó, juntó sus manos en oración y mirando hacia el cielo, comenzó a llorar sin darse cuenta, por vez primera desde la muerte de su hermano mayor. Y, a juzgar por la cantidad de correspondencia que recibiría después, miles de personas lloraron con él. (Ya ven cómo son medio payasos los norteamericanos a veces, pero aquí entre nos - no se lo vayan a decir a nadie, ¿ehhh? - ejem... creo que a mí me empezaron a sudar los ojos... no lo divulguen, por favor, porque... ¿se imaginan a un Unicornio con los ojos acalorados? ¡qué barbaridad!). Jeff Blatnick se había convertido en el primer norteamericano en ganar ORO en lucha grecorromana, contra todo pronóstico (y como ya se habrán dado cuenta, cuando digo "contra todo pronóstico", es que literalmente fue contra Todo!)

¿FE? ¿Determinación? ¿Buenos genes? ¿Espíritu? ¿O simplemente la adrenalina impulsada por el recuerdo de un ser querido que quisiéramos recuperar con Todo el Oro del Mundo (y qué mejor que empezar con un poco de Oro Olímpico)?... son cuestiones que dejo para que ustedes, pacientes lectores, discutan frente a una sabrosa taza de café de olla (y con una buena compañía, ¡mejor!).

Que la Fe en el triunfo, en nosotros, en lo que soñamos alcanzar, nos acompañe siempre (y más en estos tiempos de turbulencia y calentamiento global, jeje). Tengámonos Fe en que podemos alcanzar nuestros sueños, por muy "pesado" que sea el obstáculo (ya sea un luchador sueco, falta de confianza en nosotros mismos, o pensamientos depresivos, por menionar algunos), son los deseos del
Grecorromano Unicornio.

Una húmeda P.D.: ¿Alguien tendrá una servilleta? O me dio catarro, o ya me acordé por qué sudaba de los ojos yo también. ¡Saludos!

miércoles, 12 de marzo de 2008

A veces, los Unicornios también se agotan...

Estimados camaradas:

Los Unicornios están en Concilio. Tenemos a algunos enfermitos. Y yo estoy algo agotado (el médico dice que es una de dos: o es un clásico trastorno de "burn-out" o bien, de ansiedad por exceso de estrés (o trastorno de pánico, por padecer cualquiera de las dos anteriores, agregaría yo)... pero ya no serían "una de dos", ¿verdad?). Luego les platico acerca de este "moderno" mal.

De manera que ni tiempo de andar corriendo libre por estos lares... y eso me entristece (o me disgusta) como no tienen idea.


En fin, antes de quedar "verde" de coraje (o de tristeza), me tendría que poner en "stand by" por recomendación médica...
(pero luego ni pa' creerles a los médicos, caray).

Los veo (con los ojos del corazón) luego...

Que se encuentren con mucha Salud (¡óigame usted, cómo se aprecia algo cuando siempre se tiene y lo perdemos!), Alegría y sobre todo, Entusiasmo por lo que hagan, son los mejores deseos del

Entubado Unicornio...

P.D. ¡Perdón, pero me dio mucha risa imaginarme al Caballito con Cuerno dentro de una tuba, jajaja! Hasta la vista, y se cuidan mucho, mientras me salgo de este instrumento musical!