sábado, 20 de diciembre de 2008

Capítulo Primero: La Navidad que detuvo una Guerra, Ypres, Bélgica, 1914.

Queridos lectores y amigos del ciberespacio:
Estamos en 1914 y el año comenzaba prometedor para una Europa en su apogeo cultural, material y político. Desde fines del siglo pasado, el XIX, las grandes potencias europeas habían mantenido la paz a pesar de crisis políticas diversas. Sin embargo, existía la semilla de una confrontación dadas las condiciones histórico-políticas de la región.

Como se sabe, cuando el archiduque y heredero del Imperio Austro-Húngaro, Francisco Fernando y su esposa sufren un atentado mortal en Sarajevo en junio de 1914, la tardanza en la reacción de Austria, convierte una crisis local en una crisis política europea, y se sale de control, dando origen a la "Gran Guerra".

Curiosamente, al principio esto provoca una euforia patriótica y nacionalista sin precedentes. Algo que al final de la guerra se convertiría en una decepción que arrastró al mundo a consecuencias impredecibles, desde el ascenso de un gobierno socialista y el voto femenino, hasta la caída de grandes imperios europeos y un nuevo orden mundial, donde los Estados Unidos se convertirían en la nueva potencia mundial. El Mundo ya no volvería a ser el mismo...

Sin embargo, esta "Gran Guerra" también es recordada por haber dado origen a un hecho sin precedentes en la historia. Los registros históricos relatan que este breve paréntesis de Hermandad y Humanidad enmedio de una de las confrontaciones bélicas más sangrientas y terribles de nuestros tiempos se inició en Ypres, en Bélgica, en el frente occidental.


Los historiadores le han llamado: "La Tregua de la Navidad"...
En la víspera de Nochebuena de 1914, informes de inteligencia militar aseguraban que, aprovechando la proximidad de dicha festividad de paz y amor, los alemanes (que eran descritos como unos "monstruos" por la propaganda británica) atacarían a gran escala aprovechando el sentimiento en la mismísima Nochebuena. Al ver esto, del lado alemán también se prepararon para una posible ofensiva "traicionera" durante una fecha tan especialmente señalada.
Así, los soldados británicos apostados en la llamada "Tierra de Nadie" (zona fortificada de trincheras y armamento entre los frentes) en Ypres, Bélgica, fueron obligados a mantenerse alertas y vigilantes, sin otorgar permisos (mas que a los altos oficiales, como se imaginarán) y soportando la soledad, el frío, la tensión y el miedo, en vísperas de Navidad... del mismo modo que los teutones.
Permítanme introducirlos al ambiente: la mayoría de estos combatientes eran jóvenes imbuidos de fervor patriótico, que pensaban (como la mayor parte de los europeos) que su bando llegaría a una rápida victoria, por ser los "buenos" y por tanto, tener el favor de Dios. Después de meses de estancamiento, llegaron a la deprimente y terrible "guerra de trincheras", una confrontación donde se peleaba en frentes de kilómetros extensos de zanjas, sin un avance real, y donde un descuido como asomar un poco de más la cabeza implicaba morir a manos de algún francotirador enemigo. Cuando en momentos "apropiados" se escuchaba el temido silbato de un oficial, había que salir de las trincheras para atacar las posisiones enemigas, ganar unos metros, y perderlos luego en la retirada, cuando eran salvajemente bombardeados por la artillería enemiga y el consiguiente contraataque... y así para ambos bandos. No había allí ninguna Gloria, ni Honor, ni nada de lo que les habían dicho antes de reclutarse. Sólo Horror y Desesperación (¿alguien sabe de una guerra que no los tenga?).
Entonces, volvamos a esa fría y estresante Nochebuena de 1914. Cuando los nerviosos y cansados vigías británicos observaron movimiento y luces en el lado alemán, dieron la voz de alerta y se prepararon para lo peor.
Y aquí comienza la Leyenda:
Los sobrevivientes de ese hecho contaban que los soldados alemanes colocaron arbolitos de Navidad que les habían enviados por orden del Káiser, con raciones extra de alimentos y licores, sobre el borde de sus trincheras. Otros relataron que comenzaron a escucharse villancicos en el lado de los teutones, y después la respuesta cantada desde el otro bando, intercambiando canciones como antes se intercambiaban balas y morteros...


Este es un fragmento de la galardonada película "Joyeux Noël" ("Noche de Paz"), donde se hace una reseña de los sucesos que desencadenaron aquélla legendaria "Tregua de Navidad" de la Nochebuena de 1914, en Ypres, Bélgica.[La versión equivalente en español se puede ver en http://mx.youtube.com/watch?v=o__bJZVk49U&feature=related ].
...hasta que en ese inesperado y casi irreal clima de confraternidad, algunos soldados germanos comenzaron a salir desarmados de sus trincheras, mientras los soldados franceses y británicos (ingleses, escoceses, galeses) los miraban asombrados, hasta que también se decidieron a salir, para después compartir chocolate, tabaco, pan y licor.
Posteriormente, harían el intercambio de objetos personales: fotografías, recuerdos, incluso los que no tenían nada que dar se arrancaban los botones de la casaca para entregarlos a sus nuevos "conocidos": con los que hacía unas horas se estaban matando.

Luego, cada bando pudo recoger a sus muertos y darles una digna sepultura (como se aprecia en el 2do. video). Imagínense una de estas escenas: alemanes enterrando a sus amigos y hermanos, recibiendo la bendición de un capellán inglés, al acorde de una marcha de honor interpretada por gaiteros escoceses y ayudando a sepultarlos por manos francesas. Al final, se celebraron ceremonias religiosas conjuntas y cuenta la leyenda (y algunos testigos, como Hubbert "Bertie" Felstead, fallecido en el 2001 a los 106 años!) que se celebraron partidos de fútbol entre uno y otro bando, donde ganaron los alemanes (desde entonces, caramba!!) por 3-2 y 2-1, aunque según Felstead, "éramos más de 100 soldados, como 50 por bando, pateando una especie de pelota y al final ya nadie contaba los goles!!".

Esta tregua comenzó a extenderse por todo el frente, hasta que inevitablemente los mandos superiores se dieron cuenta de lo que pasaba. Hubo castigos y represalias diversas en contra de los principales "instigadores" de esta Tregua: la mayoría fueron enviados a posiciones más ofensivas. Algunos franceses fueron pasados por las armas, como escarmiento. Los alemanes fueron enviados al terrible frente oriental, contra los rusos. Y desde entonces, cada víspera de Navidad se realizaban terribles bombardeos sobre el frente para evitar que se "relajara la combatibidad de los soldados" (??!!).


Los comandantes de cada bando ocultaron estos hechos. Las fotografías y cartas donde se evidenciaba este legendario hecho, fueron confiscadas y destruidas. Sin embargo, una mínima parte logró pasar la censura, y los sobrevivientes de este hecho llevaron la Leyenda de La Tregua de Nochebuena a sus familias, como Alfred Anderson, un escocés fallecido en noviembre de 2005, a los 109 años!! Fue el último sobreviviente aliado testigo de este increíble suceso. Y a pesar de todo, ahora sabemos de esta historia que pareciera argumento de película, pero que, para Honor y Gloria de la especie humana, realmente ocurrió.
Y de hecho, se convirtió en una referencia recurrente, como en la película de donde se toman los fragmentos que ilustran este post: "Joyeux Noel", 2005. (En particular, me gusta por las interpretaciones de nuestro conocido, tenor mexicano Rolando Villazón, que dobla a uno de los actores principales de la película). También la película "Oh,What a Lovely War!" (1969), de Sir Richard Attenborough (del que recordarán la superproducción "A Bridge Too Far", 1977, con Liv Ullmann, Sean Connery, Michael Caine, Robert Redford, etc.) y el video de Paul McCartney "Pipes of Peace" (1983) hicieron referencia a este extraordinario hecho.



Quizá nosotros, aunque en tiempos de crisis, no podamos imaginar lo que significa sentir la solidaridad y la hermandad humanas, como se debe sentir en situaciones de verdad límites. Tal vez nos quejamos con justa razón de vivir un tiempo con dificultades. Pero no olvidemos a los obreros, campesinos, artesanos y estudiantes que con cierto equivocado idealismo y engañados por ideas falsas de Honor, Patria y Gloria, sacrificaron sus vidas en vano, hasta que en una fecha como estas, descubrieron que ante todo y después de todo, Todos Nosotros Somos Hermanos. Y que podemos contar con quien menos esperaríamos, solamente dándonos la oportunidad de conocernos... y compartir nuestro afecto y amistad.

¿Demasiado idealista? Quizás sí. Pero a veces hay que apostar Todo a nuestros Antiguos Principios. Porque si eso no vale la pena, entonces, ¿¡qué diablos hacemos aquí!?
Esperando que estas épocas los llenen de la Confraternidad y Esperanza que acompañó a los soldados de Ypres, en esa Navidad de 1914, y con el primero de muchos abrazos afectuosos y con enorme cariño, se despide por ahora,
El Idealista (se nota?) Unicornio...
P.D. Espero no haberlos aburrido, pero tenía que contarles todos los antecedentes. Si gustan, los espero en la próxima entrega, en otra Navidad inolvidable para muchos marinos y soldados: Capítulo Segundo: La Navidad que pudo cambiar la Guerra: Alejandría, 1941.

martes, 16 de diciembre de 2008

Presentación: Cuentos para una "Navidad en crisis"

Hola, queridos camaradas de la Red.

Estamos ya a principios de Diciembre, en los inicios de lo que se conoce en México como "Marathon Guadalupe-Reyes", haciendo referencia al periodo que va desde el 12 de Diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe, hasta el Día de los Santos Reyes, el 6 de Enero. Estas fechas, como a muchos niños, me daban mucha ilusión... excepto por un pequeño detalle.

Recuerdo a mi Tía Nena, que para darnos ejemplos de comportamiento, nos relataba cruentas historias de niños desobedientes o rebeldes, a los cuales les pasaban cosas que... bueno, con decirles que las maldades de Freddie "Navajas" Kruger y Jason "Viernes 13", en conjunto, no se comparaban a lo que les pasaba a los personajes de los cuentos de la Tía Nena, jejeje. Se supone que estas historias tenían fines "educativos", pero la verdad, eran traumatizantes.


Ahora, un siglo después, quise retomar esa tradición para relatar historias fuera de lo común, pero ahora intentando distraer, inspirar si se podía o por lo menos hacer pensar un poco a los infantiles escuchas de mi región. El problema es que ahora ocurrió el efecto contrario: l@s niñ@s y adolescentes me preguntaron si esos cuentos navideños tenían sentido en nuestro mundo moderno, con tantas guerras, actos de violencia y de maldad, y entre noticias de tragedias y desesperanza. ¿Para qué creer en la historia de San Nicolás de Bari (luego evolucionado a Santa Claus en muchos lugares), los Reyes Magos o las "Florecillas" de San Francisco de Asís, si esas situaciones, personas y, sobre todo, VALORES, sólo son ecos de un pasado legendario, pero ya extinto? (Lo que preguntan los chamacos de hoy, vive Dios!!).



Y ahí fue donde ocurrió. Como sabrán, los miembros de la Cofradía de los Unicornios ha pasado por muchos de los peores lugares de esta Tierra (y si no lo sabían, bueno, ya solté el chisme): lugares en guerra hasta desastres naturales (y otros no tanto) en diversos sitios (Nicaragua, México, Perú, etc.) y misiones tipo "Médicos Sin Fronteras". Y en muchos de estos sitios, donde la Oscuridad campea, siempre hemos visto brillar un tenue Rayo de Luz, que generalmente se convierte en un faro que guía a lo mejor de las personas hacia el exterior, aun cuando no supieran que fueran capaces de hacer esas hazañas o milagros... como quieran llamarles.


Estas historias no tratan de ser melosas. De hecho, algunas pueden ser traumatizantes. Pero de todas ellas podemos extraer una lapidaria conclusión: desgraciadamente (pero también afortunadamente) el Ser Humano saca lo Mejor de Sí Mismo... cuando las Cosas Ya no Pueden Estar Peor...!


Curiosamente, l@s jovencit@s que escucharon estos "cuentos" quedaban con mejor semblante y más motivados que los que escuchaban los clásicos cuentos navideños de amor y esperanza. Quizás porque ahora sabían que, aún en las peores situaciones que hemos enfrentado (y sin mencionar el Pleistoceno, jejeje), cuando todo parece ir empeorando, es cuando nos hemos probado a nosotros mismos que, sí, valemos la pena, después de todo... y que podemos superar estas "crisis"... UNA VEZ MÁS.


Entonces, los Caballitos con Cuerno invitan el café de olla y comenzaremos a relatar los...









"Cuentos de Navidad para Tiempos de Crisis".

Iremos desde las "Navidades Pasadas" hasta la "Navidad Futura", pasando por la "Presente" (y que nos perdone tomar prestada "ligeramente" la idea nuestro buen Carlitos. Nomás por un ratito. Gracias, Mr. Dickens). Espero no aburrirlos demasiado, y que me acompañen en el viaje, como lo hicieron l@s chav@s que inspiraron estos relatos.

Nada más consigo descifrar cómo carambas subir un video a estos escritos (llevo 5 días intentándolo... si será "borrico" y no "caballito" con cuerno el tal Unicornio... Auxilio!!!), y si no, les pongo la liga a YouTube, con tal de no retrasar más esta "plática".

Así, el siguiente "post" tratará sobre...

"La Navidad que Pudo Detener Una Guerra: Ypres, Bélgica, 1914".

Y si desean acompañarme frente a la fogata del campamento, con un legendario café de olla y los tamalitos de picadillo del Norte (pero de Veracruz, pues'n), los espero pasado mañana, para compartir una crónica más del


Ignorante Borriquito ("Con mi burrito sabanero vamos todos a Belén...") con Cuerno.

P.D. Después... ¿podría pedir ayuda este desinformado Uniborriquito para "subir" videos al tal "Blogger"? ¡Caramba, qué pena!