Hola a todos...Esta vez, les ofrezco la "crónica de una historia ya contada", pero mejorada y que viene como anillo al dedo para este día del padre. Felicidades a los papás de To2!!!
Ustedes disculparán, amables lectores. Debido a las responsabilidades de mi puesto (catar tequilas añejos, repartir "domingos", colocar láseres, entrenar pa'l maratón, quemar el desayuno y asuntos parecidos) no había podido cumplir con el cometido de todo Unicornio que se respete. Pero ahora puedo hacerlo, y sin más preámbulo, pongo a su consideración una Historia/Reflexión/Confidencia más, esperando que no los aburra con tanto relato "histórico-olímpico":
Esta es una de las historias que más me han gustado y emocionado. Dadas las circunstancias personales en que me ha tocado vivir, supongo que me identifico con el personaje, porque mi Padre hizo mucho por nosotros, a pesar de sus limitaciones, tragedias personales y su cansancio final. Cuando ya pude haberle retribuido con creces sus sacrificios y su bondad ilimitados... era demasiado tarde. Su mismo espíritu de sacrificio lo llevó a intervenir en un accidente (hasta la fecha, dudoso) y las complicaciones se lo llevaron, antes de que yo pudiese haber hecho algo más por él. Me hubiese gustado, no saben cuánto, haber hecho algo parecido a lo que hizo Frank Havens.
Fotografía de Frank Havens. Campeón. Olímpico. Atleta. Hijo.
Este muchacho estaba destinado a ser un gran atleta olímpico, desde el día en que nació. Havens compitió en cuatro Juegos Olímpicos: 1948 en Londres, Inglaterra; 1952 en Helsinki (Finlandia), 1956 en Melbourne (Australia) y 1960 en Roma, Italia. Él era el candidato principal para ser el abanderado de Estados Unidos en las ceremonias de inaguración olímpica en Roma, pero el honor le fue otorgado al decatleta Rafer Johnson en el último momento.
En su primera participación en unos juegos olímpicos, en 1948, terminó en segundo lugar, detrás del checoslovaco Frantisek Capek por ¡apenas 35.4 segundos, y en una canoa que le prestaron los checos! Pero en la siguiente cita olímpica, estableció un récord mundial en una canoa que él y su hermano Bill tuvieron que importar de Suecia (por la "módica" cantidad de US$160), ganando la agotadora prueba de 10,000 metros en la carrera de canotaje de "singles canadienses" (una prueba ahora descontinuada debido al enorme gasto físico que representaba. ¿No les digo? Qué, ¿cada vez somos menos resistentes?), dejando la plata a Gabor Novak, de Hungría y el bronce a Alfred Jindra, de Checoslovaquia (¡Saludos a aquellos grandes atletas del pasado!).Sin embargo, sus triunfos y su enorme ejemplo de perseverancia y compromiso NO FUERON su momento de Mayor Gloria. A pesar de los reconocimientos y los éxitos deportivos, el instante que lo inmortalizó fue producto de una hermosa Historia de Amor... y la conmovedora relación con su Padre, el también campeón, pero "Sin Corona", Mr. William Havens (¡Déjenme ponerme de Pie!).
Permítanme contarles entonces (si la emoción no me gana), la "Historia de William y Frank Havens". ¿Me acompañan por favor, querid@s amig@s?
Bien, usemos la imaginación. Ahora estamos en 1924. Y los Juegos Olímpicos van a ser en la "Ciudad Luz" ¡París!... y los Estados Unidos de Norteamérica confían en una segura medalla de oro, gracias a su campeón en canotaje, un atleta especialista en el evento de "singles" Canadienses.

(Aquí, se hace obligatoria una reflexión. Estamos en 1924. NO hay vuelos trasatlánticos, NI el Concorde (bueno, ya tampoco vuela), ni nada por el estilo. El viaje América-Europa-América se hace por barco. Y estos tardan más que automóvil en Periférico bloqueado por grupos de protesta de partidos políticos inútiles. Ya hecha la aclaración, sigamos imaginando).

El equipo olímpico partió sin él. Su hijo Frank nació el 1o. de Agosto de ese año, CUATRO DÍAS después de los juegos, mientras que el equipo estadunidense viajaba de regreso.
De este modo, durante muchos años (¡TODOS!) nuestro gallardo personaje tuvo la duda de si había hecho bien en no asistir a la cita con su destino olímpico, pero resignado, gozaba de la vida con su familia... y quizás soñaba con lo que pudo ser...
Pero, al fin, un soleado verano de 1952, sus espíritu se tranquilizó y pudo descansar de las dudas que le atormentaban, cuando recibió un telegrama desde Helsinki, escenario de los Juegos Olímpicos del '52, donde le informaban que le entregarían una medalla de oro, 28 años más tarde.
¡¿Cómo?!, (se preguntarán ustedes), ¿así nomás? Leamos juntos el texto original del comunicado:
Amorosamente, Frank Havens, de 28 años de edad, en una de las carreras más agotadoras y emocionantes de los Juegos Olímpicos..., ¡¡acababa de ganar la medalla de oro en la misma competencia de "singles Canadienses"!!, para él... y para su padre.
(Debo de ser la mar de sentimental cuando me gustan estas historias... y cuando siento que ya no pude hacer algo así con mi querido Padre, E.A.B. (Jul./192?-Oct./1977+). Permítanme un momento... ).
...Y ya recuperado de la emoción, puedo contarles el epílogo.
Nuestro (ya no tan joven) héroe, en honor a su herencia familiar, no se "durmió en sus laureles": En los "Master Games" efectuados en Toronto, Frank, a la edad de 61 años, obtuvo siete medallas de oro en siete carreras de canotaje. Seguía practicando ese noble deporte y SIGUE SIENDO EL ÚNICO representante norteamericano que haya ganado una medalla de oro olímpica en el evento de "singles" en canotaje.
Y por el momento, creo que no le sigo más, so pena de tener que ir a comprar unos pañuelos desechables. ¡¡¡Debe haber muchísimo calor, porque me empezaron a sudar exageradamente los ojos!!!
Se despide entonces, con un abrazo a todos ustedes por acompañarme en este pequeño viaje en el tiempo dedicado a mi (y a sus) Padre(s),
Emocionadam... digo, Atentamente:
El sentimental Unicornio. (Y nos vemos o leemos en la siguiente, si es que ustedes gustan. Un abrazo y hasta pronto).
