Antes que nada, una disculpa: hablamos de "cumplir la palabra" y sin embargo, 5 días después de lo que dije en el post anterior, puedo publicar esto. Perdón. El barco de investigación tuvo problemas con la red inalámbrica... y uno de confiado... en fin, acá estamos ya. ¿Comenzamos?

La historia a la que me referí en el "post" anterior tiene que ver, como todas las buenas historias, con gente ordinaria que de algún modo se "redescubre" en circunstancias extraordinarias. Pero lo que la hace especial es que, además de ser una de las historias de supervivencia más extraordinaria de todos los tiempos, es una historia de Confianza, Lealtad y Sacrificio entre hombres comprometidos con sus compañeros. Algo que rara vez se ve hoy en día.
[Por ejemplo, veamos el caso del diputado mexicano del PAN, Gerardo Priego, que devolvió hace unos días $1,200,000 pesos, aprox. US$95,000 dólares, de un fondo para viajes (es decir, "turistear" por cuenta de nuestros impuestos). ¡Milagro! (Aunque, siendo diputado, seguramente lo hizo con algún avieso y obsceno plan de protagonismo, ñiaca, ñiaca!!) Pero... un tal Juan José Rodríguez-Prats, un pobre "compañero" diputado, de su mismo partido, sale a lloriquear y decir que ese diputado "... también debería devolver su dieta ($$$) porque tuvo un desempeño deficiente como legislador... Sus declaraciones son un insulto al Poder Legislativo! (sic)". De otro que protestó ya ni digo nada: es del partido contrario, el PRI, un tal César Horacio Duarte. ¡"Probecitos"! ¿Por qué van a regresar los milones que les dan de "apoyo"... por NO HACER NADA, bola de lametraseros flojos??!!
¡¡Háganme el refavrón cabor!! Estos diputaditos salen a hacer berrinche porque ya los pusieron en evidencia (¡más?). Y el insulto al pueblo mexicano, por parte de esta mayoría de flojos, ineptos, improductivos y aparte cínicos, ¿¡QUÉ?! Por eso les digo...!]
Caray. Creo que me enojé. Perdón por el exabrupto. Continuamos:
[Por Favor, prepárense con suficiente café de olla y panecillos de nuez, porque la historia tiene varios matices. Si ya están preparados, iniciemos...]
A fines del siglo XIX y principios del XX, hubo una "Edad Heroica de la Exploración Antártica". La misión principal era alcanzar el punto más austral de la Tierra: el Polo Sur. De hecho, hubo una competencia para llegar primero al Polo Sur, comparable a la carrera espacial para llegar a la Luna en la década de 1960. Y en esta "carrera al Polo", el irlandés Ernest Shackleton ya había ido a la Antártida entre los años 1901 y 1904, al formar parte de la célebre "Expedición Discovery" del Comandante Robert Falcon Scott y posteriormente sería el líder en la "Expedición Nimrod", en 1907. Había sido reconocido por llegar al punto más austral (a los 88° 23' S) y estaba preparándose para el intento definitivo... cuando ocurrió que el célebre explorador noruego, Roald Amundsen, al no poder ser el primero en llegar al Polo Norte, cambió su objetivo y conquistó el punto más austral de la Tierra, el Polo Sur, el 14 de diciembre de 1911.
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En verde, la ruta de Scott, con sus caballos siberianos.
En rojo, el camino de Amundsen, con sus perros de trineo.
[Aquí, otro paréntesis para resaltar la clase de Hombres de esa época: el 17 de enero de 1912, Scott y sus hombres llegaron al Polo. Con decepción y tristeza descubrieron que Amundsen les había ganado la carrera. Y al regresar, dadas las severas y cada vez peores condiciones del clima, la expedición británica terminó en tragedia. Ocho meses después, cuando se lograron recuperar los diarios y datos de los exploradores, se supo que habían luchado hasta el fin, con actos de dignidad y heroísmo como estos:

Arriba, y de izquierda a derecha: Wilson, Scott y Lawrence Oates;
Abajo, sentados: Bowers y Edgar Evans.
- A pesar de lo dífícil de la jornada, todavía tuvieron el ánimo de hacer observaciones geológicas y meteorológicas. Llevaban ¡14 kilos de muestras científicas!
- Redujeron sus raciones para no sobrecargar a los compañeros más sanos. El mayor del grupo, Edgar Evans, falleció por ello, el 17 de febrero.
- En una acción heroica, inmortalizada más tarde por poetas y artistas, el capitán Lawrence Oates, con una antigua herida de guerra en la pierna y dañado por la congelación, se dio cuenta que estaba condenado por la gangrena resultante, de modo que el día de su cumpleaños número 32 (el 17 de marzo), intuyendo que sus compañeros querrían festejarle y se negarían a abandonarle por ninguna razón, salió de la tienda, miró la blanca inmensidad que los rodeaba y suspirando, pasó a la inmortalidad con las siguientes palabras: "Voy a salir... y posiblemente me quedaré mucho tiempo" ... antes de perderse en el horizonte nevado.
En la foto izquierda, Scott y sus hombres en la base "Polheim" dejada en el Polo Sur por Amundsen. De izquierda a derecha: Scott, Bowers, Wilson y Evans. La foto fue tomada por el capitán Lawrence Oates, el cual aparece en la foto de la De

Desafortunadamente, este deliberado y galano sacrificio no serviría de mucho. Afectados por las extremas y desfavorables condiciones climatológicas, y a varias millas de su refugio, Scott y sus hombres perdieron la batalla contra la Naturaleza. Sería hasta 8 meses después cuando una misión de rescate hallaría los restos de su expedición.
Pero todavía hay más. Cuando Roald Amundsen llegó a Noruega, el recibimiento, aunque disminuido por las noticias de la tragedia británica, fue triunfal: incluso los reyes acudieron a recibirlos. Aparte del reconocimiento y la gloria, pudo obtener premios en efectivo; de hecho, esta histórica jornada debía haberle procurado mucho dinero a Amundsen,... pero gran parte de ese dinero lo donó a la familia de Scott, por su valor, coraje y heroísmo.


Fotografías: el explorador Roald Amundsen, a la izquierda; el Comandante Scott, a la derecha.
¡¡Caraxo!! Y luego me preguntan por qué exijo a mis alumnos y camaradas de trabajo, cuando hay que salir airosos de las obligaciones. ¿Podremos alguna vez volver a ver especímenes de esta raza antigua de los Hombres, en nuestros tiempos, qué digo, en NUESTRO País?
Mejor cierro el paréntesis... si no... ¡Gggrrrrhhhhh!... ]

Shackleton (foto izquierda), al enterarse de la hazaña de Amundsen, se fijó una nueva meta: ser el primero en CRUZAR el continente antártico. Así, planeó una nueva y atrevida expedición.
La Expedición Imperial Trans-Antártica ("Endurance") partió desde Londres el 1ro. de agosto de 1914. Su objetivo: cruzar la Antártida desde un punto cerca de la Bahía Vahsel en la parte sur del Mar de Weddell, para llegar al Polo Sur y seguir hacia la Isla y el Mar de Ross en el otro extremo de la Antártida. Utilizaría dos naves y dos equipos: el Endurance (nombrado así por el lema de su familia "Fortitudine Vincimus" o "By Endurance, We Conquer"- "Mediante la Resistencia, Conquistaremos"), para el equipo que cruzaría el continente, y el Aurora, que llevaría al segundo equipo al Mar de Ross para instrumentar una vía de suministros para la segunda parte de la arriesgada travesía.
1. Mapa de las vías marítimas del "Endurance", el "James Caird" y el "Aurora".
2. Ruta de suministro terrestre del equipo del mar de Ross.
3. Vía terrestre planeada por el equipo del mar de Weddell, dirigido por Sir Ernest Shackleton.
Travesía del Endurance Deriva del Endurance en el hielo Deriva del equipo acampado sobre la banquisa,
luego del hundimiento del Endurance Ruta del "James Caird" Ruta transantártica planeada Viaje del "Aurora" a la Antártida Retirada del "Aurora" Ruta de suministros
2. Ruta de suministro terrestre del equipo del mar de Ross.
3. Vía terrestre planeada por el equipo del mar de Weddell, dirigido por Sir Ernest Shackleton.
Travesía del Endurance Deriva del Endurance en el hielo Deriva del equipo acampado sobre la banquisa,
luego del hundimiento del Endurance Ruta del "James Caird" Ruta transantártica planeada Viaje del "Aurora" a la Antártida Retirada del "Aurora" Ruta de suministros
El objetivo inicial de la misión tuvo que ser modificado cuando el Endurance quedó atrapado en el hielo casi a punto de llegar a su destino en la Bahía de Vahsel, y posteriormente, después de cerca de 9 meses de esfuerzos y optimismo por salvarlo, fue aplastado por los bloques de hielo que lo aprisionaban.
Y aquí empieza una de las historias de travesías épicas y de supervivencia más increíbles y heroicas de todos los tiempos.
"¡¡VVOOOYY! ¡A poco!", dirán ustedes, con justa razón, después de oir los falsos elogios y exageraciones del gobierno y anexas. Nomás 'pérenme tantito. Les explico:
¿Se imaginan estar en un lugar inhóspito, árido, desconocido y hostil (como en Iztapalapa, México, D.F., o Bagdad, Irak, como a las 10-11 de la noche y ni siquiera una Glock 9 mm o de perdida un M-16 con lanzacohetes) y sin esperanza alguna de ayuda?
¿Y que, como en una pesadilla, puedan ver el lugar donde podrían estar a salvo, pero no pudieran llegar a él, por más que caminaran, porque, cada día (debido a la presión horizontal) se levantaran ante ustedes paredes de hielo de hasta TRES metros de altura, impidiéndoles seguir en esa dirección?
¡Y para acabarla de amolar... ¿qué harían si se despertaran al otro día, y se dieran cuenta con horror que Elba Esther Gordillo los acaba de vio... ¡NO, perdón!, no es para tanto!
Decía: ...se dieran cuenta, con terror, que el sitio donde acamparon se alejó varios kilómetros a la deriva del lugar seguro a donde YA CASI llegaban!??
¿¿¡¡Y todo esto, con cada vez menos raciones de alimento, vientos cortantes con temperaturas de aproximadamente 30°C BAJO CERO, rompimientos en el piso de hielo y agua glacial filtrándose por todos lados!!??
Pues TODO ESO y más tuvieron que pasar los Hombres del Endurance, obligados a viajar por tierra para buscar refugio, una misión que se fue haciendo cada vez más difícil e imposible, hasta que, de varias opciones reales de supervivencia, SÓLO les quedó UNA: marchar en trineo por el inhóspito Mar de Weddell y posteriormente arriesgarse en ¡pequeños y frágiles botes salvavidas! hasta la Isla Elefante, en el archipiélago de las Islas Shetland del Sur (Islas Piloto Pardo, para los chilenos).
Había sitios más cercanos, pero como ustedes sabrán, las aguas en ese lugar del mundo están entre las más traicioneras y violentas del mundo... y más en invierno. La isla "Decepción", Las Malvinas o Tierra de Fuego estaban más cerca, pero los hombres no soportarían las condiciones. Convenía ir a un lugar un poco más distante, pero lejos de esas aguas embravecidas y aterrorizantes.
Habiendo llegado a la Isla Elefante, surgió un pequeñísimo problema: era un lugar remoto y rara vez visitado por humano alguno (que no fueran balleneros). Había que buscar ayuda más allá, para volver a la civilización. De modo que reforzaron uno de sus pequeños botes (el "James Caird") y Shackleton, junto con Worlsey y otros 3 expedicionarios, navegaron a través del impredecible Atlántico invernal hasta la isla Georgia del Sur en busca de ayuda.

hasta la de Georgia del Sur (en rojo).
A la Derecha: el capitán Frank Worsley,
el legendario Navegante de la heroica travesía del "James Caird".
Tan sólo este viaje, daría tema a todo un post acerca de la determinación, el arrojo y el coraje del espíritu humano. Navegar en un bote de tan solo 6,7 m de eslora (largo por la parte interna) a través del Paso de Drake hasta Georgia del Sur casi en el Invierno Antártico (Abril-Mayo) fue una Odisea arriesgadísima y posiblemente no tiene paralelo en la historia de la navegación. Aparte, es un increíble demostración de la habilidad de un Hombre (Worsley) para la navegación, ya que para orientarse sólo tenía un pequeño sextante que tenía que manipular en condiciones absolutamente desafiantes, agitado y golpeado por las tormentas, aguas glaciales y olas gigantescas.

Al final, en un recorrido legendario, donde por las alucinaciones o de plano la Providencia (ayuda extraterrestre, diría Jaime Maussán, jejeje!) todo el tiempo se sentía la presencia de "un cuarto personaje", según declaraciones de los 3 hombres, alcanzaron la base ballenera de Grytviken, donde consiguieron ayuda.
Lo primero que hizo este extraordinario líder, fue regresar por sus compañeros al otro lado de la isla. Posteriormente, a pesar de los consejos para que recuperara fuerzas, insistió en volver ÉL MISMO por sus hombres... porque así "lo había PROMETIDO". Contrató un ballenero (22 de mayo), que sólo pudo llegar a 110 km de la Isla Elefante.
Desesperado, fue a las Malvinas y desde allí solicitó al Almirantazgo en Londres un barco adecuado para el rescate. Le contestaron que "hasta octubre habría algo disponible", y en su opinión sería demasiado tarde (la burocracia es igual en todos lados, ¿eehhh?).
Sin embargo, Shackleton NO se rindió. Consiguió un barco uruguayo en Montevideo, y salió nuevamente por sus camaradas, el 10 de junio. ¿Y qué creen, mis resistentes lectores? ¿¿Finalmente tuvo un final feliz??
Pues... ¡NO!
¡¡TAMPOCO PUDO LLEGAR ESTA VEZ!!
Esto terminaba en tragedia. Pero ni aún así olvidaba su Promesa. Y con la ayuda de los chilenos, salió de Punta Arenas el 12 de julio, en otro intento de rescate. Tristemente, la barrera de hielo le impidió llegar de nuevo.
Bueno, ¿YAAA! ¿Cuál fue el final de esta desafortunada pero heroica historia?
Shackleton rogó al gobierno chileno que le dejara el Yelcho, un barco de vapor pequeño pero muy resistente y que los había auxiliado durante el intento anterior. El gobierno chileno accedió y así, el 25 de agosto, el capitán Luis Pardo Villalón (véase ilustración siguiente) al mando del Yelcho, se dirigió hacia la isla Elefante, en un intento más del tenaz Shackleton.

Los 22 hombres que habían permanecido en esa isla, ¡habían sobrevivido!, con la esperanza, casi la certeza, contarían después, de que REGRESARÍAN por ellos, porque confiaban en su Comandante.

Así, MESES DESPUÉS de haber llegado a la isla Georgia del Sur por ayuda, en una hora TODA la tripulación en la isla Elefante ya estaba a bordo, navegando hacia Punta Arenas.
(Insértese una porra aquí, por favor!!!)
TODA la tripulación del Endurance sobrevivió. La leyenda había empezado...
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... Y esta fue la historia que me (nos) hizo reflexionar. Y es mi única excusa para haber hecho lo que no se aconsejaba realizar, como señalé en la primera parte de este post. Ahora, ya el asunto se ha calmado, y agradezco a mis amigos haberme recordado este episodio, para hacer lo que se tenía que hacer.
Supongo que en la medida que podamos tener Hombres como éstos, sin importar Nacionalidad, Raza, Credo o Edad, todavía tendremos remedio. Sólo espero no haberlos cansado con tanto viaje Antártico. La moraleja de esta Historia, esta ocasión, se las dejo a Ustedes.
Deseándoles un relajante fin de semana, y con mis mejores deseos por una jornada inspirada, se despide,
el fatigado navegante Unicornio...
P.D. Este post fue actualizado, para publicar algunas correcciones en las fotos. Gracias.