De modo que sé Bondadoso y podrás ser osado. Sé Frugal y podrás ser liberal. Pero evita anteponer tus intereses a los de otras personas y podrás llegar a ser Dirigente de los Hombres".
Hace tiempo me leyeron estas palabras, inspiradas en Lao-Tsé, uno de mis favoritos de todos los tiempos. Y me preguntaba, en la fría noche de guardia del sábado, si tenemos todavía la capacidad para pensar en los demás, cuando sabemos que es lo justo, AUNQUE todos nuestros instintos nos lleven a aprovecharnos de nuestra posición más ventajosa, o de mayor poder, o de mejor suerte.
Y entonces, en la discusión que siguió, recordé y compartí con mis friolentos compañeros y adormilados pacientes, una Historia de Humildad... o simplemente, un ejemplo de Nobleza??
- Optimistas, abstenerse (ya saben que todo es posible, sólo toma un poco más de tiempo). No, no es cierto. Léanlo conmigo...
- Pesimistas... este relato es con cariño para ustedes...
Porque aparte, con estos ingratos (por súbitos) fríos, ya me estaba amodorrando. De modo que, inspirado por la enorme cantidad de e-mails que he recibido (ofreciéndome sólo productos y publicidad, naturalmente), y por la entrante época de fríos, les relataré (acompañado de un café de olla bien caliente, ¡qué rico!)...
"La Historia de Eugenio Monti"
Uno de los más emocionantes deportes en los Juegos Olímpicos (de Invierno, ojo) es el evento del tobogán , "bobsleigh" o "bobsledding", para equipos de dos y cuatro hombres. Y uno de los más grandes exponentes de este deporte fue el italiano Eugenio Monti, considerado (junto con el suizo Erich Schärer y los alemanes Bernhard Germeshausen y Wolfgang Hope) como el mejor conductor de trineos de la historia.
Monti, 8 veces campeón del mundo, no había ganado una medalla de oro olímpica, hasta su llegada a Innsbruck, en los IX Olímpicos de Invierno, 1964. Señalado como favorito, su mayor contrincante sería un compatriota, Sergio Zanardi, del 2do. equipo italiano.

La noticia del desafortunado suceso llegó a oídos de Monti. Y este recordó que SU trineo era de la misma clase (¿o marca?) que el de los británicos. (¿Qué habrá pensado en ese momento? Después de ver a Nash y Dixon, sabía que eran un peligro para sus aspiraciones al oro olímpico. Aparte, era cosa de la suerte, ¿o no? Total, quizá el destino le preparaba el camino para su 1er. campeonato olímpico, ¿verdad? ¿QUÉ HUBIESEN HECHO USTEDES, HUMANOS LECTORES?)
Monti actuó con rapidez. No se permite "catafixiarse" (perdón; quise decir "intercambiarse": eso me pasa por ver a "Chabelo, el amigo de todos los niños") los trineos... pero nadie había dicho nada acerca de desarmarlos. Puesto que el perno de SU trineo era intercambiable con el de los británicos, Monti lo extrajo y corrió a dárselo a Nash... justo a tiempo para evitar que se descalificaran.
Y en uno de los retornos más extraordinarios en la historia de los Juegos, Tony Nash y Robin Dixon vinieron de atrás para llevarse el ansiado oro olímpico, mientras que por "ciertos desajustes y contratiempos" Eugenio Monti cayó hasta el tercer lugar.
Cuando se le cuestionó acerca de su "precipitada" acción, Monti dijo sencillamente, "Tony Nash no ganó porque yo le hubiera dado mi perno. Tony Nash ganó porque en este día él era el mejor conductor entre nosotros, y estaba destinado a la victoria".
Me decían mis mayores, que cuando uno hace lo que considera que es correcto, cuando uno sigue sus propias reglas, al tener la certeza de hacer lo justo, el alma crece, y al vencerse a uno mismo (a nuestros egoísmos, temores, prejuicios y fracasos... e incluso a los engañosos "triunfos"), cualquier otro reto es poca cosa.
Después de todo, quizás sea cierto: tiempo después, ese mismo año, Eugenio Monti fue galardonado con la Medalla "Barón de Coubertin" Al Espíritu Deportivo, como el atleta que verdaderamente ha dado honor y gloria al deporte. Muchos lo tomaron como un premio de consolación, puesto que para los siguientes Juegos, Monti ya pasaría de... los 40 añotes. Había dejado escapar su quizás última oportunidad de ser campeón olímpico.
¿El epílogo a esta historia de Nobleza y Camaradería ?: Eugenio Monti, con más de 40 años de edad, condujo a sus dos equipos de trineo (de 2 y de 4 hombres) A GANAR DOS

. . . . . . .
"Pero tuvo mucha suerte, ¿no?", me preguntó Don Chóforo, que estaba aún despierto. "No, lo que tuvo fue mucha madre para hacer eso", dijo otro señor mayor. Mis compañeros se quedaron pensativos, hasta que uno de ellos me dijo: "qué buenas historias inventas, ¿has pensado en escribirlas?" Después de sonreírle (recuerden que los unicornios provocan el "Efecto Cassandra": nos creen las bromas, PERO NO las historias reales!), le comenté que en efecto, tuvo "mucha suerte"... pero de no morir en los inicios de su carrera deportiva como esquiador, porque un accidente, cuando se preparaba para los Juegos Olímpicos de Oslo (1952), en el que se quebró las DOS piernas, le apartó de la competición... y lo condujo a practicar el "bobsleigh", donde su carácter y nobleza (o humildad) lo llevarían a la gloria. Y que, aunque no lo creyera, Eugenio Monti (nacido en Cortina d'Ampezzo, en 1928, y fallecido un Primero de Diciembre de 2003, sniff!) ES UNA PERSONA REAL. Tan real como los pacientes que se estaban recuperando de operaciones de sus piernas. Una persona "Ordinaria", actuando de manera "Extraordinaria", simplemente confiando en lo que era capaz de hacer...
Y a pesar del frío, nos calentó el ambiente las risas provocadas por otro de los pacientes, cuando declaró: "para saber: después de estas fracturas, po's puedo ir a una olimpiada... pero de güey regalo mis tornillos!.. mejor se los vendo!"
Juar, juar, juar!! No, si les digo que hay que hacer mucha labor unicorniana... pero ahí vamos, poco a poco. Total, me pareció ver unos ojos acuosos entre algunos de mis pacientes, y sonrisas de satisfacción. Lástima que no dejan pasar cafés de olla, si no, hubiera sido una noche "perfecta".
Pero ya es tiempo de trabajar, así que ahí los dejo pensando, como mis pacientes...
Fervorosamente, se despide (hasta la siguiente): El (con el corazón un poco estrujado) invernal Unicornio...