O, ¿será cuando el Destino nos Alcance...?
Me siento terriblemente cansado. Tengo que hacer las clásicas labores de semi-padre-como-adoptivo-soltero-pero-casado. Además, hay que calibrar los instrumentos biomédicos antes de que empiece la jornada de pacientes. Luego, tengo que lidiar con un triste texto a traducir. Y por si fuera poco, no tengo noticias del Irapuato, antiguo equipo de mis amores: ¿volverá algún día a la 1ra. División? ¿Comprarán la franquicia del América para restablecer al equipo fresero? ¿El Proyecto Orión será tan significativo como lo fue el Proyecto Apolo para la NASA? ¿Alguien me traerá un cafecito de olla para dejar de escribir tantas sandeces? (No, creo que no: son las 0645H y no hay nadie más por acá).
En fin, me pongo a escribir esto para solventar la necesidad de explicar (mas bien, explicarme) el por qué estoy aquí, en un mundo que desconozco lo suficiente como para atreverme a entrar en él: el mundo de las "weblogs").
Como decían mis colegas unicornianos: ya estamos hartos de que todos se quejen y nadie haga nada! Ya chole con el cuento de que el mundo tiene la culpa (y mi mamá también) de lo que me pasa. Ya basta de las quejas del proletariado acerca de por qué el papi gobierno no nos sigue manteniendo, po's para eso votamos (y mi apá también!). Alguien tendría que explicarles que la solución NO somos todos... pero está dentro de cada uno de nosotros.
Algo sumamente idealista y "ciertamente" iluso, pero al ver lo bien que funciona cuando se empieza desde abajo (desde los niños, los peques, los jóvenes que no han sido ten maleados), decidimos, una oscura madrugada de guardia, hacer lo que pudiéramos, a título personal, para tratar de cambiar "un poquitillo" las cosas que nos rodeaban.
De esos Avarim, sólo quedamos nosotros (yo y mi alma, jajaja). Esperando que algún día regresen, me puse a explorar estos medios de la Internet. Y comencé a contestar y comentar algunos mensajes donde leía algo (¡mucho!) de desesperanza, disgusto o insensibilidad para con los demás.
Como no quisiera que la historia se repitiera, se me ocurrió platicarles relatos de lo mejor que tenemos y compartimos todos los Hombres (y Mujeres, but of course).
A veces, uno ve y admira (o critica, algo inherente a la naturaleza humana) a aquellos que destacan en las diferentes actividades del quehacer humano. Y quizás los envidiamos en secreto. Pero de lo que no nos damos cuenta es que son personas como nosotros, "comunes y corrientes" (es sólo una forma de decirlo), pero con un objetivo en mente, con un sueño en el alma... y con la determinación para alcanzarlo.
De ahí surgió la idea de esparcir las historias que han tenido buena recepción y que hasta han inspirado a pacientitos, peques en tratamiento, compañeros en la depre y hasta familiares desheredados (de todo hay, señores y señoras míos!). Así como también desde consejos médicos-deportivos hasta anécdotas de lo peor que nos ha pasado... y cómo lo hemos sobrevivido, juar, juar (por si sirve de experiencia a otros).
POR FAVOR, NO SE ENTIENDA ESTO COMO UNA ESPECIE DE "CONSULTORIO SENTIMENTAL", JAJAJA. Perdón. Es que me ganó la risa. Ya me imagino al Unicornito con un gorro tipo frigio, grandes mascadas a lo "Madame Sassou" y bola de cristal enfrente. ¡No! Nada más lejano de la idea original. Simplemente, ojalá y esto sirviera para extender el propósito original del "Proyecto Unicornio". Y si aquí no diera frutos, ya los seguiría dando en las labores de campo. Con los enfermitos. O más bien, los desesperanzados.
Espero no aburrirlos. Y ojalá y al leer estas historias, sientan (como lo hicieron mis antecesores y como espero lo harán mis descendientes) que podemos llegar a ser mejores de lo que creemos (o hemos creído) ser, y que a pesar de todo, siempre seguiremos siendo hermanos, como en el principio, y hasta el final. ¡Hasta la vista!
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