El Unicornio es, ante todo, la representación de una Criatura, de una Idea...
Es una criatura hecha de Misterio y sobre todo, de Fe. No es algo para ponerle razonamiento, como todo Mito que se respete. Y es algo que se olvide su leyenda, persistirá en el misterio y no en la explicación.
Pero en particular, ESTE "Unicornio" que les escribe, es un cómodo alias de alguien que, después de ver mucha desesperanza, quisiera compartir con ustedes alguna cura: lo que llamamos Fe, Voluntad, Esperanza y Conocimiento.
Así que, si ustedes no tienen inconveniente, permítanme presentarme:
¿Quién soy?
Vine a este mundo un día primero, del primer mes, del último tercio del siglo XX. Fui un niño enfermizo (¡qué aspecto tendría al nacer, que a la hora de darme la clásica “nalgadita”, no emitía ningún chillido... hasta que el preocupado doctor se dio cuenta que me estaba confundiendo con el cordón umbilical!).
Vine a este mundo un día primero, del primer mes, del último tercio del siglo XX. Fui un niño enfermizo (¡qué aspecto tendría al nacer, que a la hora de darme la clásica “nalgadita”, no emitía ningún chillido... hasta que el preocupado doctor se dio cuenta que me estaba confundiendo con el cordón umbilical!).
Fui débil y enfermizo. Me criaron frágil y con miedos. Crecí rodeado pero solo, acompañado únicamente de los clásicos compañeros de los solitarios (y de los "nerds", jejeje): los libros, las matemáticas y la historia; la música, las leyendas y los antihéroes. Y después de muchos sinsabores, llegamos a deducir una de las leyes de la natural convivencia humana: “El Mundo es, básicamente, Injusto”.
El tiempo pasó, y la única forma de salir del círculo vicioso de médicos, medicamentos, hospitales, terapeutas, reposo y médicos otra vez, fue rebelarse y hacer cosas no autorizadas: asolearse, correr hasta sudar, caminar bajo la lluvia hasta empaparme, carcajearse hasta casi ponerse azul.
Entonces se presentaron otros amigos: el Deporte y la Naturaleza, los Griegos y sus Olimpiadas, Héroes y Logros, la bendita Música y de este modo la visión de las cosas dio un giro de, aproximadamente, 180 grados. Ahora la ley era: “El Mundo es, básicamente, Injusto... luego entonces, estamos aquí, para cambiarlo”.
Finalmente, después de pasar por varias comunidades estudiantiles, llegué a la conclusión de que en general la gente “buena” abunda, lo que pasa es que la gente “egoísta” domina los puntos de contacto. Y entonces hay que hacer labor de albañilería para dispersar la buena nueva: “¡Hombre, no somos tan malos, después de todo!”.
Por eso mi predisposición a animar a las personas en general.
¿En qué Creo?
Déjenme explicarles un poco más en serio en qué creo, para poder abrir mi persona (espero) hacia ustedes, estimados “internautas”, esperando no sonar aburrido o pedante:
Según el tal filósofo griego Protágoras, “El Hombre es la medida de Todas las Cosas”.
Es como la arquitectura de principios del Renacimiento: no son los grandes monumentos románicos o góticos. No pretenden (como quizás también queremos hacer en estas épocas) “impresionar” ni avasallar a fuerza de grandes dimensiones o pesos. Son algo más “humanas” y menos “divinas” o “mesiánicas”, ajustándose a la escala de las necesidades humanas razonables. Querían hacer a los individuos más conscientes de sus facultades, en el sentido de encontrarse a sí mismo como un ser Moral e Intelectual COMPLETO. Son, como gran parte de las obras de esa increíble época, una afirmación de la dignidad humana.
Pero ahora, siglos después, estas palabras (“La Dignidad del Hombre”) parecieran marchitarse y no tener sentido real en nuestros contemporáneos labios. Pareciera que ya no tenemos el entusiasmo fresco y estimulante de aquellos Hombres, gente de una sola pieza, moral e intelectualmente hablando. ¿Hemos perdido ese aire de seguridad y vitalidad apenas contenida, que ha caracterizado a los Padres Fundadores de una Civilización? ¿Seremos acaso la hierba pequeña, insignificante y caduca que tiene que fenecer para ser el abono de la siguiente generación de grandes y majestuosos árboles?
No. YO NO LO CREO ASÍ. Creo en la capacidad de la especie Humana para cambiar y evolucionar (muchas veces, a pesar de ella misma). Tampoco pienso que solamente el carácter y la seriedad heroica de la moral y el intelecto sean el rumbo. La gravedad de la seriedad moral DEBE ir aligerada por el etéreo paso de la Inteligencia Grácil, el Humor Afable y la Bondad Alegre y Diáfana, pero Firme y Justa, de los primeros misioneros, por ejemplo.
Aquí, corro el riesgo de mostrarme como lo que siempre he sido: un “joven viejo y anticuado”, como me decían antes, o un “hombre maduro (¿?) con ridículos ímpetus juveniles” como a veces me espetan ahora. No lo sé. Pero sí se en lo que en verdad creo, y por experiencia propia, son opiniones que desde mi temprana juventud, no eran bien vistas por las “corrientes” intelectuales modernas:
Para empezar, no creo en el Socialismo, ni el Anarquismo, ni el Capitalismo, ni el Cristianismo, ni el Budismo, etc., etc. Creo en las sociedades que instrumentan una Civilización Igualitaria (¿socialismo?); en las naciones que impiden que un gobierno los manipule EN SU PROPIO NOMBRE (¿anarquía?); en los pueblos emprendedores, ahorrativos, pragmáticos y rabiosamente individualistas (¿capitalistas?); en las enseñanzas de Cristo y Buda (¿...?), pero NO en los que se dicen "sus seguidores" o se autonombran sus jerarcas (de ahí lo contradictorio e impredecible del intempestivo caballo con cuerno).
Y continuando, parafraseando al Maestro Kenneth Clark, creo que el Orden es mejor que el Caos (si no ¿por qué estaríamos aquí? somos información encarnada opuesta al caos primigenio). Creo que la Creación es mejor (y más difícil) que la Destrucción. Antepongo la opción de la moderación al estallido de la violencia. En este contexto, siempre creeré que la Solidaridad Humana siempre, pero SIEMPRE, valdrá más que CUALQUIER ideología (incluyendo ÉSTA, but of course!). Y que al final, una de las ignotas razones por las cuales existimos y estamos aquí, es porque el Conocimiento es preferible a la Ignorancia.
Creo en aquello que nos ha traído hasta aquí, a pesar de Glaciaciones, Catástrofes planetarias, el Pleistoceno, las Grandes Guerras y hasta terroristas farisaicos, hipócritas y cobardes (iba a decir “amigos de Bush”, “diputados” partidistas y “revolucionarios” fundamentalistas, pero no quisiera “ofender” a nadie). Eso que alguna vez denominábamos Compasión, Empatía, Cortesía, Inteligencia, Bondad, Coraje.
Y es que, a pesar de las nuevas tecnologías, teorías económicas y tesis psicosociales, se nos olvida que el Hombre no ha cambiado, intrínsecamente, en los últimos tres mil años y que entonces debemos seguir aprendiendo de la Historia. Y la Historia somos Nosotros.
Por eso creo, firmemente, que el Hombre está hecho, entre otras cosas (Carbono, Hidrógeno, Oxígeno, Nitrógeno, etc.), de Esperanza y de Fe. Y esto dicho sin ninguna connotación idealista o pseudo-religiosa, sino per se.
“Un hombre puede ser cualquier cosa que desee ser, si así lo quiere”, decía Alberti, uno de los personajes paradigmáticos del Renacimiento Temprano. Y estoy (y estaré) siempre completamente de acuerdo con él. O como se dice ahora por ahí: “Nada es Imposible” (y agrego que solamente lo que nos falta es, generalmente, tiempo).
Esto es lo que es el Inalienable Unicornio. Una representación de un tal E. Alator (e ¿incluso será al revés?), servidor de ustedes, de los peques que son nuestros herederos y de la alegría de conocer y compartir personas con el afán común de salir cada día a hacer de estos lares, sitios un poquito menos injustos o tristes que ayer.
Déjenme explicarles un poco más en serio en qué creo, para poder abrir mi persona (espero) hacia ustedes, estimados “internautas”, esperando no sonar aburrido o pedante:
Según el tal filósofo griego Protágoras, “El Hombre es la medida de Todas las Cosas”.
Es como la arquitectura de principios del Renacimiento: no son los grandes monumentos románicos o góticos. No pretenden (como quizás también queremos hacer en estas épocas) “impresionar” ni avasallar a fuerza de grandes dimensiones o pesos. Son algo más “humanas” y menos “divinas” o “mesiánicas”, ajustándose a la escala de las necesidades humanas razonables. Querían hacer a los individuos más conscientes de sus facultades, en el sentido de encontrarse a sí mismo como un ser Moral e Intelectual COMPLETO. Son, como gran parte de las obras de esa increíble época, una afirmación de la dignidad humana.
Pero ahora, siglos después, estas palabras (“La Dignidad del Hombre”) parecieran marchitarse y no tener sentido real en nuestros contemporáneos labios. Pareciera que ya no tenemos el entusiasmo fresco y estimulante de aquellos Hombres, gente de una sola pieza, moral e intelectualmente hablando. ¿Hemos perdido ese aire de seguridad y vitalidad apenas contenida, que ha caracterizado a los Padres Fundadores de una Civilización? ¿Seremos acaso la hierba pequeña, insignificante y caduca que tiene que fenecer para ser el abono de la siguiente generación de grandes y majestuosos árboles?
No. YO NO LO CREO ASÍ. Creo en la capacidad de la especie Humana para cambiar y evolucionar (muchas veces, a pesar de ella misma). Tampoco pienso que solamente el carácter y la seriedad heroica de la moral y el intelecto sean el rumbo. La gravedad de la seriedad moral DEBE ir aligerada por el etéreo paso de la Inteligencia Grácil, el Humor Afable y la Bondad Alegre y Diáfana, pero Firme y Justa, de los primeros misioneros, por ejemplo.
Aquí, corro el riesgo de mostrarme como lo que siempre he sido: un “joven viejo y anticuado”, como me decían antes, o un “hombre maduro (¿?) con ridículos ímpetus juveniles” como a veces me espetan ahora. No lo sé. Pero sí se en lo que en verdad creo, y por experiencia propia, son opiniones que desde mi temprana juventud, no eran bien vistas por las “corrientes” intelectuales modernas:
Para empezar, no creo en el Socialismo, ni el Anarquismo, ni el Capitalismo, ni el Cristianismo, ni el Budismo, etc., etc. Creo en las sociedades que instrumentan una Civilización Igualitaria (¿socialismo?); en las naciones que impiden que un gobierno los manipule EN SU PROPIO NOMBRE (¿anarquía?); en los pueblos emprendedores, ahorrativos, pragmáticos y rabiosamente individualistas (¿capitalistas?); en las enseñanzas de Cristo y Buda (¿...?), pero NO en los que se dicen "sus seguidores" o se autonombran sus jerarcas (de ahí lo contradictorio e impredecible del intempestivo caballo con cuerno).
Y continuando, parafraseando al Maestro Kenneth Clark, creo que el Orden es mejor que el Caos (si no ¿por qué estaríamos aquí? somos información encarnada opuesta al caos primigenio). Creo que la Creación es mejor (y más difícil) que la Destrucción. Antepongo la opción de la moderación al estallido de la violencia. En este contexto, siempre creeré que la Solidaridad Humana siempre, pero SIEMPRE, valdrá más que CUALQUIER ideología (incluyendo ÉSTA, but of course!). Y que al final, una de las ignotas razones por las cuales existimos y estamos aquí, es porque el Conocimiento es preferible a la Ignorancia.
Creo en aquello que nos ha traído hasta aquí, a pesar de Glaciaciones, Catástrofes planetarias, el Pleistoceno, las Grandes Guerras y hasta terroristas farisaicos, hipócritas y cobardes (iba a decir “amigos de Bush”, “diputados” partidistas y “revolucionarios” fundamentalistas, pero no quisiera “ofender” a nadie). Eso que alguna vez denominábamos Compasión, Empatía, Cortesía, Inteligencia, Bondad, Coraje.
Y es que, a pesar de las nuevas tecnologías, teorías económicas y tesis psicosociales, se nos olvida que el Hombre no ha cambiado, intrínsecamente, en los últimos tres mil años y que entonces debemos seguir aprendiendo de la Historia. Y la Historia somos Nosotros.
Por eso creo, firmemente, que el Hombre está hecho, entre otras cosas (Carbono, Hidrógeno, Oxígeno, Nitrógeno, etc.), de Esperanza y de Fe. Y esto dicho sin ninguna connotación idealista o pseudo-religiosa, sino per se.
“Un hombre puede ser cualquier cosa que desee ser, si así lo quiere”, decía Alberti, uno de los personajes paradigmáticos del Renacimiento Temprano. Y estoy (y estaré) siempre completamente de acuerdo con él. O como se dice ahora por ahí: “Nada es Imposible” (y agrego que solamente lo que nos falta es, generalmente, tiempo).
Esto es lo que es el Inalienable Unicornio. Una representación de un tal E. Alator (e ¿incluso será al revés?), servidor de ustedes, de los peques que son nuestros herederos y de la alegría de conocer y compartir personas con el afán común de salir cada día a hacer de estos lares, sitios un poquito menos injustos o tristes que ayer.
Con el corazón tímidamente arrebatado por este rollo presentador, se despide,
afectuosamente,
El singular Unicornio (ben Eiren, ben Ismael, ben Miguel).
El singular Unicornio (ben Eiren, ben Ismael, ben Miguel).
3 comentarios:
Mi querido caballito con cuerno:
Haciendo cuentas, hemos sido "cibercuates", encontrandonos en el mundo virtual, por más de cinco añotes... se siente como toda una vida.
Yo ya lo puse a usted como parte de los links en mi blog. Ahora, asumo, tendrá un tráfico incrementado. ¡Prepárse, que es algo muy divertido y satisfactorio! -- le va a cuachalangear.
Como puede usted ver, yo actualizo diario. Lo hago porque 'toy lorenzo, no es manda. Usted actualice cuando quiera, pero no lo deje morir... ya verá que se divertirá horrores con los resultados.
Un abrazote. Seguro PP y David Nyman vendrán por aquí pronto...
MC
Unicornio,
Aqui andaré dandome mis vueltas, eso tenlo por seguro...me encanta la idea de seguirte leyendo, asi que tb vas para mis vinculos favoritos...
Seguimos en contacto y te mando un megabrazo!
Mis estimadísimos Don Miguel Cane y Don Nyman:
Ya lo decía mi shidoshi: "el mundo es únicamente un cruce de caminos. Todos nosotros nos encontraremos más de una vez, y tocaremos las vidas de más de otro ser. Por ello, mantente ecuánime y siempre tiende una mano cuando puedas... y cuando no, también. Ya habrá otro cruce de caminos, ya habrá otro momento de eternidad y entonces será tiempo de sonreír y saludarnos... y quizás de aceptar ahora la ayuda de nuestros compañeros del camino".
O para decirlo menos pomposamente: "la vida es como una caja de galletas???" No, perdón, eso me sonó a la Sra. Gump.
En fin, lo que quiero decir (y que me cuesta trabajo cuando me siento curiosamente halagado, sin saber por qué, ustedes disculparán) es que este triste "blog" se siente honrado con sus visitas. A partir de ahora, aunque sea solito, trataré de continuar con la idea original de Dieter, Andrés, Kirsten, Toño y Efrén.
- Gracias por sus consejos blogeros (o se dice "blogueros"?), Monsieur Miguel (somos casi tocayos!).
- Herr Nyman, espero no decepcionarlo y ahora, ya con mucho más tiempo, tener más contacto con los "Superamigos"... digo, los "Ciberamigos", jejeje.
Cuídense mucho. Y saludos además a to2 los demás "Dones", PP, FL, etc.
Con un afectuosísimo abrazo,
el sorprendentemente sorprendido Unicornio.
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